Otra vez la sequía tiene la culpa y viene arruinar los planes de los productores. Como en efecto dominó, el fenómeno climático que castiga con particular dureza al sudoeste chaqueño va teniendo un impacto contundente en el campo.

Foto Mario Garcia

Pero también se expande sobre la actividad económica y le pega a la vida social de los pueblos. En Villa Angela, Chaco, sube el índice de desocupación. Esto se ve en esta ciudad, ubicada a 270 kilómetros de Resistencia, considerada la tercera en importancia de Chaco.

A las 100.000 cabezas que la Sociedad Rural de Villa Angela estima que «se fueron» del Chaco a otras provincias por la sequía, ya sea malvendidas o por traslado, hay un impacto fuerte sobre la agricultura. Según informó Héctor Raúl Costa, delegado del Ministerio de Economía de Chaco en la zona, sobre una intención de siembra de 18.000 hectáreas de girasol, a días de que termine la implantación, sólo se hicieron 3000 hectáreas. Esto se traduce en una pérdida de unos 20 millones de pesos, según las estimaciones de los técnicos.

Ganadería

Con todo, siguiendo el patrón de afectación que produce la sequía, el impacto más fuerte ante la vista humana hay que buscarlo en la ganadería. La mortandad de hacienda es su cara visible.

Los ejemplos sobran

Blanca Maidana de Gatti, productora de Santa Sylvina, a 50 kilómetros de Villa Angela, sufrió la pérdida de más de 150 animales a causa de la sequía.
«He perdido unos 156 animales entre vacas, terneros y toros y ahora me quedan 200. Además, se me secaron tres represas hechas con retroexcavadoras; esas represas tenían agua hasta hace cuatro meses. Esto es triste porque he vivido toda la vida en el campo», afirmó. Un dato: hace cinco años, Maidana de Gatti tenía casi 1000 animales en el campo, contra 200 que le quedaron. «El Gobierno nos tiene que dar algo por la mortandad», agregó.
Si bien en la Sociedad Rural local dicen que por el momento no hay una estimación respecto de la mortandad total, los productores creen que la cifra rondaría entre 30.000 y 50.000 cabezas.
Al margen de ello, la sequía también está teniendo un efecto negativo en la ciudad. En Villa Angela hay desocupación entre los peones y productores, que se quedan sin una vaca y van a pedir ayuda a la ciudad. «Con esto se genera un proceso de desocupación que impacta en la comunidad. Nuestro índice de desocupación bajó desde 2003 del 45 al 14 por ciento y creemos que volvió a subir cuatro puntos en los últimos tres o cuatro meses», expresó Oscar Domingo Peppo, intendente de Villa Angela (Frente para la Victoria).
Otra consecuencia clave es la caída en la recaudación municipal. «En dos meses me bajó un 40 por ciento», precisó el jefe comunal, que ha implementado un programa de apoyo para los productores afectados por la sequía. Además, en esta ciudad se está construyendo una represa gigantesca. En números, por la sequía, al municipio le dejaron de entrar 200.000 pesos mensuales.
Carlos Covic, productor, agrega otro costado del drama. «Disminuyó notablemente el movimiento comercial», dijo. Hay estimaciones de que, en la construcción, la retracción sería del 30 por ciento.