El equipo de la ribera venció a San Lorenzo 3 a 1, con goles Viatri, Palacio y Chávez. Solari marcó la transitoria igualdad. Baldassi expulsó a Aguirre y Bergessio. El conjunto de Ischia hasta perdiendo 1-0 el martes con Tigre será campeón. Los de Cagna necesitan vencer por dos goles para poder dar la vuelta olímpica.

Foto Telam

El próximo martes Boca tendrá la gran chance de ser campeón del torneo Apertura, cuando enfrente a Tigre, desde las 20.45 en el estadio Presidente Perón, aunque en ese encuentro no podrá contar con Juan Román Riquelme y Fabián Vargas, quienes esta tarde sumaron su quinta tarjeta amarilla, que los obliga a purgar con una fecha de suspensión.

Tigre deberá ganarle a Boca por dos goles de diferencia para ser campeón, porque cualquier otro resultado coronará al equipo de la ribera, que hasta perdiendo por un tanto dará la vuelta olímpica.
Con oficio, con personalidad, sin jugar bien, Boca logró una gran victoria, que se sostuvo con la gran tarea que tuvo en el mediocampo Sebastián Battaglia.
Los dos salieron a jugar el partido tratando de controlar energías, debido al intenso calor, regulando, tratando de descansar en base a la posición de la pelota, pero también desde fuera de la cancha dio la sensación que los nervios y la ansiedad dijeron presente.
San Lorenzo se plantó con Pablo Barrientos y Santiago Solari bien abiertos por las puntas, pero cada uno desde su sector más que volantes-carrileros fueron enganches, tratando de generar fútbol, cerrándose para la subida de los laterales e intentando confundir a un esquema más clásico del conjunto de la ribera.
Desde el inicio los dirigidos por Miguel Russo buscaron plantarse en campo contrario, pero los volantes no pudieron conectarse, en el primer cuarto de hora, los delanteros y entonces sus intenciones de ataque quedaban en eso, intenciones.
Boca se paró decididamente de contra, esperando ver que hacía San Lorenzo y como Juan Román Riquelme no entraba en juego sólo asustaba algo con alguna pelota cruzada al área.
Si Riquelme no aparecía en el juego no era por decisión suya, sino por la falta de compañía del resto de los volantes, que estaban más preocupados por marcar que por atacar, retrocedían más de lo que avanzaban y por eso Román, más allá de algún desborde de Jesús Datlo, por momentos era un espectador de lujo de este trascendental partido.
La primera situación clara de gol del partido llegó a los 17 minutos, luego de un desborde de Gonzalo Bergessio por derecha, quien pese a estar atorado por Juan Forlín pudo enviar un centro para que lo conecte de cabeza solo Andrés Silvera en el primer palo, sin marca, pero el delantero no le acertó al arco.
Tres minutos después de esa situación se vivió un momento de mucha tensión, cuando cerca de la mitad de cancha chocaron con sus cabezas Silvera y Forlín. El zaguero de Boca cayó inconciente y se vio claramente como el doctor Jorge Batista le metió los dedos en la boca para que el jugador no se ahogue con la lengua.
Durante seis minutos estuvo interrumpido el partido, en medio de un gran temor, hasta que Forlín reaccionó, pero tanto el zaguero como Silvera fueron reemplazados por Facundo Roncaglia y Cristian Chávez, respectivamente.
Cuando se reanudó el juego nada cambió, en realidad, todo empeoró, porque el partido comenzó a ser más peleado y todo se desarrollaba muy lejos de los arcos, con los dos dividiendo la pelota y sin mostrar profundidad.
Dentro de ese mediocre panorama, el que insinuaba más era San Lorenzo, que a los 41 minutos tuvo otra chance, esta vez en la cabeza de Bergessio, quien luego de un centro perfecto de Aureliano Torres mandó la pelota rozando el palo derecho de un vencido Javier García.
Pese al dominio estaba claro que este no sería el primer tiempo soñado por los hinchas de San Lorenzo, más cuando tuvo que ser reemplazado Chávez, pocos minutos después de ingresar, por Juan Carlos Menseguez.
De los dos el único que hizo algún mérito, no muchos, para estar en ventaja fue el equipo de Boedo, pero el fútbol no conoce de justicia y por eso Boca pudo irse al descanso en ventaja, gracias al gol que marcó Viatri, quien con un gran cabezazo venció a Agustín Orión, luego de un centro preciso enviado por Riquelme desde la izquierda.
Como se esperaba, San Lorenzo salió con todo a buscar la igualdad en el segundo tiempo, sabiendo que el único resultado que le servía en este partido era ganar.
Pero no tuvo ideas ni fútbol y lo más llamativo fue que también le faltaron ganas para revertir la historia en el inicio del segundo tiempo. El único que se movía y buscaba era Santiago Solari. Los demás brillaban por su ausencia y eran deglutidos en el medio por Sebastián Battaglia, el mejor de Boca.
Cuando en el partido no pasaba nada llegó la igualdad de San Lorenzo, que con justicia marcó Solari, con un remate desde el borde del área grande y que contó con la colaboración necesaria de Javier García porque el derechazo del Indiecito era suave y sencillo de controlar.
A partir del empate apareció en la cancha otro San Lorenzo, creció Ledesma en el medio, Battaglia dejó de ser el dueño del partido, y los de Russo comenzaron a empujar buscando el gol que les diera el campeonato.
Con mucha inteligencia Boca aguantó la reacción de San Lorenzo y de a poco fue llevando el juego a mitad de cancha, parándose bien lejos del inseguro Javier García.
Y en el momento que crecía en el juego sacó una contra perfecta para definir la historia: sacó rápido del arco García, luego de un corner ejecutado por Aureliano Torres, habilitó a Datolo, este a Riquelme, quien con un toque sutil dejó al recién ingresado Palacio para establecer el 2 a 1.
Ahí se terminó el partido, por más que faltaran 15 minutos, porque San Lorenzo se quedó con uno menos por la expulsión de Aguirre y no le quedó resto para luchar por el empate y encima sufrió sobre el final la frutilla del postre del equipo de la ribera, por el gol marcado por Chávez.
Entonces, Boca ganó y ahora con empatar o perder por un gol el martes ante Tigre, que gracias a la victoria del conjunto de la ribera sigue soñando con el título, se podrá consagrar campeón del torneo Apertura.