En el marco de la elaboración de una protesta consensuada con la Comisión de Enlace, la Mesa Nacional de Productores de Leche espera a las asambleas territoriales para definir las acciones, modalidades y plazos.

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En las últimas semanas se conoció el cierre de 150 tambos en la región de San Guillermo, a causa de la fatal combinación entre políticas desacertadas y una sequía terminal. La Comisión de Enlace recibió a la Mesa Nacional de Productores de Leche el martes para debatir el mandato de la asamblea del 29 de abril en Suardi para conseguir una acción directa de protesta que consiga la recomposición de precios para todos los tamberos.

Con asambleas en cada institución que conforma la Mesa se determinarán los alcances, modalidades y tipos de manifestaciones que no interfieran en el desempeño de los habitantes de cada localidad donde se decidan las actividades, pero sí que consigan hacer llegar un mensaje claro a las industrias, comercializadores; y especialmente al Gobierno, con manifestaciones que podrían ser el reparto de leche de forma gratuita en sectores sociales más débiles, o el ya tristemente clásico bloqueo de plantas industriales.
Pero en esto se plantea uno de los problemas que también formaron parte de la reunión de productores a fin del pasado mes, sobre el llamado a la unidad de los tamberos, que fuera quebrada con las gestiones individuales de representantes de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe y la Cámara de Productores de Leche de Córdoba, principalmente a los que se sumó una entidad pampeana. «Como surgió de Suardi la rápida reunificación de todas las entidades y cámaras provinciales, la Mesa Nacional tomó ese pedido y está elaborando una estrategia conciliadora, lo que significa que en los próximos días habrá algunas reuniones que todavía no tienen fecha, entre la Mesa y los representantes de los tamberos de Santa Fe y de Córdoba», adelantó en su diálogo con el Suplemento Rural de LA OPINION el presidente de la Mesa Nacional, Claudio Ersinger.
«Con estas medidas de protesta que se determinen no buscamos ni entorpecer el desenvolvimiento de las explotaciones, ni molestar al ciudadano común, por eso ni se mencionan los cortes de ruta o manifestaciones por el estilo». Acotar el mensaje a los verdaderos destinatarios es lo más afectivo y a la vez efectista. Los tamberos no ven más alternativas que reclamar en voz alta, porque a pesar de la tierra seca a causa del clima adverso, el hundimiento de la actividad se da en el propio terreno y es ahí donde la lucha no debe ceder para salvarse.

Cierre de Tambos

Las dramáticas novedades que llegan desde la zona de San Guillermo, en el Departamento San Cristóbal, con el cierre de 150 tambos, llevaron a Ersinger a explicar que esos datos se manejan a través de Meprolsafe, para luego elevarlo a la Mesa Nacional. «Esto es el resultado de varios años. El cierre de los tambos es algo que se viene repitiendo en muchas cuencas lecheras del país».
Ersinger recorre una realidad cada vez más cotidiana, «es lamentable, pero a la gravísima situación del sector, por las malas situaciones de comercialización que tienen los productores hace mucho tiempo, se ha sumado esta cuestión de la sequía que es el tiro de gracia, porque a algo que ya no es negocio en buenas condiciones de producción, de pasto, de forraje y de reservas, se suma la sequía que lo obliga al productor a comprar toda la dieta de las vacas y eso hace que sea más inviable aún el negocio».
El tambero siempre estira hasta el final su claudicación ante el cierre de la explotación a la que le dedicó su vida. La continuidad de meses a pérdida y la falta de soporte que se halla en el estado, hacen que los esfuerzos debiliten cada vez más la voluntad y el cierre con el éxodo o la transformación de actividad sean lo inmediato.
La Mesa Nacional y la Comisión de Enlace tienden a rescatar el espíritu rural y a hacer oír los reclamos de un sector que no se quiere extinguir, ni concentrar, sino que pretende continuar aportando su labor al crecimiento nacional y generando empleo y derrame en toda la cadena productiva.

Fuente La Opinión