El seleccionado argentino se impuso 32 a 18, en Vélez, al combinado francés; los dirigidos por Phelan tuvieron buenos momentos pero recibieron dos tries con un jugador más.

Foto Emiliano Lasalvia

Todavía en busca de una consolidación como equipo, los Pumas demostraron hoy que el recambio tras el bronce en el Mundial de Francia 2007 no será nada sencillo. En el único partido del año en Buenos Aires, en el Estadio José Amalfitani de Vélez, lograron una victoria por 32-18 sobre los Barbarians franceses, que dejó puntos altos, pero también algunos signos de interrogación, y será más recordado por el retiro de Rimas Alvarez que por el nivel de juego.

En lo que fue el cuarto triunfo en diez partidos de la era post-mundialista, al mando de Santiago Phelan, el seleccionado argentino de rugby pudo plasmar algunas de las ideas interesantes que había mostrado, en Salta, ante Inglaterra (24-22), aunque también dejó al desnudo ciertos puntos flojos, en un proceso que demandará su debido proceso de maduración de cara a la Copa del Mundo de 2011.
El eje no estaba puesto en el rival -un combinado francés con algunos jugadores de gran nivel del Top 14, pero lejos del seleccionado de Francia- sino en la producción del equipo de Tati Phelan.
Por eso, se vio a una Argentina dominante, que jugó mayoritariamente en campo rival y marcó el ritmo del partido. Facilitado por un débil oponente, se pudo ver una propuesta un tanto más audaz de la que dicta la esencia Puma. A la ya clásica férrea defensa y juego corto, el seleccionado nacional le agregó algunas variantes.
En ataque, se pudo ver un intento de juego suelto, abriendo la pelota hacia los wingers. Allí fue importante la sociedad que establecieron Lalanne y Hernández. Sobre todo Alfi, que estuvo ágil para limpiar la pelota en las formaciones y ponerla en juego.
Aun así, los Pumas volvieron a cometer un número elevado de penales (12) y no pudieron maniatar a un equipo que jugó tres cuartos del partido con un jugador menos.
Además, les faltó romper la línea de tackle de los Barbarians. Durante más de cuarenta minutos, la Argentina sometió territorialmente a su rival, pero no estuvo preciso para vulnerar el in-goal.
Involuntariamente, el ala Yannick Nyanga, de Toulouse, dio una gran mano. A los 23 minutos, le asestó un tremendo cabezazo a Rodrigo Roncero. Por la agresión, recibió la tarjeta roja de Federico Cuesta y dejó a los Barbarians con 14 hombres por el resto del partido, creando más espacios para los Pumas.
La Argentina atacaba, pero recién en tiempo de descuento, a los 43 minutos, llegó el primer try. El Pato Albacete se escapó de un line, condujo inteligentemente Juani y habilitó a Legui, que apoyó con ayuda de Rimas Alvarez, en su último cap.
Así, la Argentina cerraba una primera mitad favorable por 20 a 3. Anteriormente, Hernández había convertido cinco penales y Mélé, con un drop, había descontado para la visita.
En el complemento, los Pumas tuvieron muchos vaivenes. Se lucieron con dos conquistas producto de vistosas jugadas colectivas ?al minuto de juego, Santi Fernandez apoyó tras un buen juego de manos y a los 26, Hernández habilitó, con su magistral botín derecho, a Camacho para la tercera conquista- pero también vieron vulnerado su in-goal en dos ocasiones (a los 13? y en el último minuto), jugando con un hombre más que el rival.
Del Amalfitani, en el que más de 20 mil espectadores alentaron pese al frío, los Pumas se llevarán el calor del público que los ve poco y nada por el país, pero no mucho en cuanto al nivel mostrado.
La transición entre un Mundial y otro nunca es sencilla. Y menos después de semejante hazaña como la lograda en Francia hace dos años. En esa encrucijada está Tati Phelan y sus Pumas.
La bandera para López Mazzeo. Durante el himno nacional argentino, los Pumas sostuvieron una bandera que decía: «Fuerza Chichón». Era en referencia a Juan Manuel López Mazzeo, jugador de menores de 13 de CUBA, que padeció leucemia y hoy le dieron el alta.