Santa Fe puso en marcha un programa que apunta a fortalecer el sector. Por un lado para mejorar la calidad de la materia prima. Por otro, para estar cubiertos frente a las exigencias que surgirán de los acuerdos como el que firmaron Mercosur y UE.

La provincia de Santa Fe inició un Programa de Buenas Prácticas en Tambos con el objetivo de mejorar procesos productivos en los establecimientos y dar garantías ante las exigencias que pudieran surgir en el futuro desde los mercados demandantes, por ejemplo tras el acuerdo Mercosur-UE.

El plan surgió del trabajo colectivo que se viene realizando a nivel nacional y comenzó a aplicarse en la provincia con la primera capacitación de los técnicos implementadores, realizada en el INTA Rafaela. “La puesta en marcha fue ayer”, confirmó a Campolitoral el director provincial del área Juan Blas Magnano.

“Creemos y sabemos que a futuro se va a avanzar en el pago por calidad; y, además, estos convenios como el del Mercosur y la Unión Europea van a traer barreras para arancelarias que tienen que ver con todo esto; es una demanda global en todas las economías agropecuarias en general”. El programa de Buenas Prácticas en Tambo, por lo tanto, es una manera de igualar a los establecimientos santafesinos y “que por lo menos estén todos en la misma línea de partida”.

La iniciativa se estructura a partir de “6 pilares” o tópicos que se auditarán en los establecimientos que así lo deseen, ya que en primera instancia no será obligatorio. Medidas medioambientales (manejo de efluentes), bienestar animal, sanidad, nutrición, rutina de ordeñe e higiene y condiciones laborales serán chequeados por los técnicos, quienes cargarán los resultados en una aplicación informática que hará un diagnóstico y marcará las prioridades a atender.

“Se va a hacer una auditoría inicial sobre 125 puntos que abordan esos 6 pilares; el trabajo demandará 4 horas y luego la aplicación mostrará en gráficos de torta cómo está el establecimiento en cada uno de esos pilares”, explicó Magnano. También “arrojará una lista de prioridades a la hora de implementar las correcciones necesarias”, que el técnico comunicará al productor y lo asesorará para darle solución. Esos informes se harán todos los meses “para ir midiendo el grado de evolución”. Además, el gobierno utilizará los datos estadísticos que vayan surgiendo para monitorear las necesidades del sector. “En principio es opcional, lo hacemos como una prueba piloto para medir mes a mes qué resultados obtenemos al final de este semestre”, dijo el funcionario.

Además del INTA Rafaela trabajó el Clúster Lechero Regional de Ceres, una agrupación que reúne alrededor de 700 productores y más de 2 millones de litros diarios, que “tienen la capacidad técnica de medir el impacto de la implementación de este plan”. Hasta el momento suman 50 los productores del Clúster inscriptos, más otros tantos de diferentes zonas de la provincia, que se repartirán en grupos que atenderán unos 40 técnicos que ya están comenzando a trabajar. “Creemos que para fin de julio tendremos los primeros informes de las auditorías”, estimó Magnano.

Sobre los beneficios, el funcionario dijo que quienes consigan cumplir con todas las exigencias tendrán la opción de obtener un sello IRAM “que tendrá un costo”. En cambio, la provincia certificará cuando un productor esté inscripto en el programa y dispondrá para ellos estímulos como líneas de crédito con bonificaciones.

El 75% de los puntos de control -precisó- son de corrección sin costo, mientras del resto entre 10 y 15% tendrán “un costo medio” y “otro 10% más que requieren una inversión”. Estos últimos tendrán prioridad para asistirlos financieramente. En el Clúster ya cuentan con incentivos de este tipo, porque disponen de Fondos Rotatorios y subsidios de Nación, entre otras herramientas como convenios con industrias que bonifican precio a quienes acrediten Buenas Prácticas.

El Director de Lechería explicó que los criterios de evaluación surgieron de una comisión dedicada a la lechería, dentro de la Red Nacional de Buenas Prácticas, “que se encarga de unificar criterios para que se hable el mismo idioma en todo el territorio nacional cuando hablamos de buenas prácticas en producción primaria de leche”. La integran INTA, universidades, productores, áreas técnicas de los gobiernos provinciales y nacional.

El plan establece que la provincia capacita a los técnicos para que realicen esas auditorías y solventa los honorarios de esos trabajos. “El objetivo es hacer las cosas bien y poder demostrarlo”, sintetizó el funcionario, ya que el registro de datos (de planes sanitarios, alimentación, efluentes) permite acreditar la calidad de la materia prima y mejorar las perspectivas del negocio para el productor, dándole sustentabilidad al sistema. “El mundo hoy pide que trabajemos así”, afirmó.

Fuente Campo Litoral