Un día como hoy pero 20 años atrás, Argentina se quedaba con su segundo título mundial. En México, la Selección de Maradona vencía 3-2 a Alemania.

Foto: Télam

Mucho se ha hablado del Mundial de 1986 en México, que significó el segundo título para Argentina logrado en forma inobjetable y sin perder ningún partido.


Fue el mismo campeonato de los goles de Diego a los ingleses, de la gran actuación ante Bélgica, del triunfo ante los uruguayos y de la victoria final ante Alemania por 3 a 2.

Esta es una historia bien sabida y festejada por todos los argentinos que se recuerda por estos días, al cumplirse 20 años, porque fue algo notable para un equipo que nadie daba un peso, que se fue armando, para descollar y traerse la corona, además como visitante. Fue el segundo título de nuestra Selección, con festejos en todo el país.

Pero como fui testigo presencial del campeonato quisiera narrar algunas emociones internas como periodista, que muchos preferirían esconder. Todos tenemos pasión por algún club, aunque la mayoría de los colegas sostienen que simpatizan con alguna entidad del ascenso. Se dice que uno tiene que ser objetivo y eso es cierto. Pero más allá de escribir para un medio, uno es humano y ante tanta emoción, no puede abstraerse.

Ya narré que con los ingleses fue una emoción especial, pero ante los alemanes fue otra cosa. A medida que llegaban los goles, gritaba como loco y me abrazaba con cualquiera. Son emociones que uno no puede medir. Alcanzar el título fue algo inigualable, no se puede narrar, ni imaginar previamente.

Tras la consagración y la tranquilidad para cumplir con la tarea, luego vinieron los festejos nuestros. Aparecí en un restauran mexicano envuelto en una bandera, gritando Argentina, Argentina, junto a otros colegas. Muchos de los que estaban en el lugar miraban como bichos raros.

No entendían lo que pasaba. Argentina era campeón del mundo y yo también lo vivía, aunque mi labor como periodista había terminado. Por un día también me sentía como Pumpido, Brown, Maradona, Batista, Giusti Pasculli, Enrique y tantos otros héroes de México 86.

Ante tanta emoción era muy difícil escapar a esa euforia, porque hasta los periodistas somos humanos y nos emocionamos con un título.

Fuente: Télam