Magia. Conservar la magia y trabajar para que el asombro siga siendo tal, durante cuatro décadas, no es faena para cualquiera.
Más que agobiarnos en recurrentes adjetivaciones, que no harían más que sumarse a las cientos o miles que han adornado las páginas escritas sobre Les Luthiers desde la mitad de la década del ´60 a la actualidad.
Anoche presentaron con excelente asistencia de público la primera de las tres (!) funciones de «Los Premios Mastropiero« en el estadio cubierto de Unión (las otras son hoy y mañana, 21.30)-, ensayando una síntesis de los tópicos o «hitos» más destacables de esta puesta estrenada en 2005, acaso como la mejor manera de que se entienda porqué estos veteranos hombres de tablas siguen despertando, unánimemente, el aplauso de un público exigente y una prensa a menudo despiadada. La risa obtenida a partir del cuestionamiento o del desafío (por ejemplo, mediante la explotación de los múltiples vericuetos del lenguaje), casi como un ejercicio al que se someten a períodos regulares, parece ser la receta del grupo. Y es, a la vez, un modo de responder con transpiración al peso de la fama que los precede.