Cuadro Diario UNOSu rastro se perdió tras reportar una avería eléctrica. Entre los pasajeros había brasileños y franceses. Un avión de la compañía francesa Air France con 228 personas a bordo, entre ellas el hijo del publicista argentino Gabriel Dreyfus, desapareció súbitamente del radar cuando sobrevolaba el Atlántico, unas horas después de haber despegado del aeropuerto de Río de Janeiro con destino a París. Entre los 216 pasajeros viajaban siete niños y un bebé, además de los 12 miembros de la tripulación. La aerolínea ya da por descontado que el avión se precipitó al mar y manifestó sus condolencias a los familiares y amigos de los pasajeros y tripulantes.

El presidente francés Nicolás Sarkozy visitó el aeropuerto parisino Charles de Gaulle, donde el avión tendría que haber aterrizado a las 11.15 de ayer a la mañana (6.15 hora argentina), para acercarles personalmente las condolencias a los familiares de las víctimas. En el vuelo 447 viajaban 61 franceses.
Por su parte, el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, decretó ayer tres días de luto por la desaparición del avión, donde viajaban 58 pasajeros de esa nacionalidad.
Entre los pasajeros brasileños viajaba un miembro de la familia imperial, el príncipe Pedro Luiz de Orléans y Bragança, quien vive y trabaja en Luxemburgo y volvía a Europa tras un viaje a Brasil, además de varios ejecutivos de la empresa Michelin.
El director general de Air France, Pierre-Henri Gourgeon, precisó que el Airbus 330-200 salió de Río de Janeiro a las 19.30
horas del domingo y su llegada a París estaba prevista para ayer a las 11.14.
El gobernador de Río, Sergio Cabral, decretó tres días de luto por la desaparición del avión
Pero a las 4.14 envió un mensaje en el que informaba de un cortocircuito eléctrico tras atravesar una zona de tormentas con fuertes turbulencias mientras sobrevolaba una zona alejada de la costa, indicó la compañía. Según un comunicado del Mando de Aeronáutica del Ministerio de Defensa de Brasil, a las 3.33, el avión realizó su último contacto vía radio con el Centro de Control del Área Atlántico (Cindacta III) cuando se encontraba a 565 kilómetros de Natal (Brasil).
Cuando el avión salió de la cobertura de Cindacta III, a las 3.48, las indicaciones apuntaban que la aeronave volaba con normalidad a 11.000 metros de altitud y a una velocidad de 840 kilómetros por hora. El piloto informó que iba a entrar en el espacio aéreo de Dakar, Senegal, a las 4.30, pero el avión de Air France no realizó el contacto de radio previsto con el Cindacta III, por lo que se informó al control de Dakar.
Tanto los radares del tráfico aéreo franceses como los brasileños y africanos intentaron en vano establecer contacto con el vuelo AF447, así como el control aéreo militar francés, que trató de detectar el avión sin éxito, indicó la aerolínea.
El ministro de Ecología y Transporte francés, Jean Louis Borloo, admitió que es extremadamente difícil decir dónde se habría producido exactamente la desaparición del avión, pero probablemente, dijo, habría sido en el medio de su recorrido. Entre las hipótesis de lo que podría haber ocurrido no se descarta tampoco que el avión haya sido alcanzado por un rayo, indicó Francois Brousse, director de la comunicación de la compañía aérea francesa, quien precisó que el avión entró en una zona de tormentas con fuertes perturbaciones.
También Francois Grangier, de la Oficina de Investigaciones de Accidentes (BEA), declaró que el avión pudo sufrir cualquier cosa extremadamente repentina o brutal, ya que los pilotos no tuvieron tiempo ni siquiera de anunciar el problema.
En cualquier caso, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, consideró que las probabilidades de encontrar supervivientes son ínfimas. Estamos ante un acontecimiento absolutamente dramático, un accidente trágico, reconoció el jefe de Estado.
Hasta ahora, toda espera por informaciones más concretas ha resultado inútil: todavía no había datos sobre qué pasó, pese a las intensas búsquedas realizadas por los militares brasileños, que desplazaron dos helicópteros y cinco aviones, así como tres buques.
De confirmarse la muerte de los 228 pasajeros, sería el más grave accidente de la prestigiosa compañía francesa, después de que en el año 2000 un Concorde se prendió fuego al despegar del aeropuerto de Charles de Gaulle y murieron 113 personas.

Fuente Diario UNO