Volvió a ganar en la cancha de Central, nuevamente 1-0 y esta vez con gol de Federico Nieto. Unos 4.000 sabaleros gozaron tres puntos calientes.

Foto Pablo Aguirre

Colón se acostumbró en los últimos tiempos a estas lindas «escapadas» a Rosario. Hace en el fútbol, lo que a veces pueden hacer los que se dan un gustito de vez en cuando, si cierran los números y se pueden juntar unos mangos: viaje rápido, distancia corta, va de shopping, siempre compra algo y vuelve feliz a Santa Fe. Hace tres años que no pierde con Central en Arroyito y hace muchos más que no sabe lo que es volver de Rosario del todo triste.

Ayer, en la ciudad donde se levanta el futuro mayor casino de Sudamérica en medio de villas, otra vez clavó un pleno ganador. Claro que todo el mundo esperaba que Colón “coronara” de una al “20”, sin embargo sorpresivamente le puso todas las fichas al “9”, un número que empieza a traerle suerte a los sabaleros. Porque ahora, Fuertes tiene quien le escriba cartas de gol: Federico Nieto. Entonces, la “Bichi-dependencia” —más allá de la lesión de ayer— aparece como menos pesada que en el último torneo, donde los otros delanteros del plantel no hicieron un gol ni por decreto de la presidenta.

Se hace respetable

Jugando un poco mejor. Y hasta teniendo tardes-noche donde las cosas no le salgan y juegue un poco peor. A pesar de los extremos que tiene el fútbol, Colón encontró en la competencia argentina el punto de equilibrio de la mano de Mohamed. Porque Colón es, para todo el ambiente, un equipo respetable. Pero no en los nombres rutilantes de antes sino en la realidad de ahora. Este equipo, que insisto puede tener una mala tarde como cualquiera, se hizo confiable para sus hinchas.
Por eso las 4.000 almas revoleando camisetas y gozando en la cara a las otras 30.000 almas de Central con un “Se van para la ‘B’…se van para la ‘B’…”. Hoy Colón es respetable para afuera (para los otros) y confiable para adentro (para los propios). Ya nadie pasa por arriba a Colón en el fútbol argentino.
Es por eso que sólo una catástrofe —como le pasó una vez con Bauza, perder siete partidos seguidos— le podrá quitar de las manos el boleto para volver a jugar la próxima Copa Libertadores de América. Es por eso que hoy, después de un torneo entero y cinco fechas del otro, Colón tiene una eficacia del 60 por ciento y está entre los tres mejores equipos del fútbol argentino en la tabla anual acumulada: Vélez 51, Colón 45 y Estudiantes de La Plata 45. Jugó 25 partidos y sólo cinco equipos le ganaron: Vélez (dos veces), Boca, Tigre, Argentinos y Lanús. Es por eso que cuando alguien juega con Colón, siempre los rivales declaran en la semana: “Es un rival de cuidado, un equipo complicado”. Y es así nomás, Colón se hace incómodo para sus oponentes de turno.

Hay equipo

Colón tiene con Mohamed un patrón de juego e identidad definida en el fútbol argentino. ¿Juega vistoso? Quizás no, pero sí juega de manera inteligente. ¿Juega lindo? No, pero juega bien y sabe lo que quiere adentro de una cancha. Es evidente que empieza a notarse una clara política deportiva que baja de la conducción al técnico y del “Turco” a los jugadores de manera contundente. “Sabemos lo que tenemos que hacer, juegue quien juegue”, dijo Garcé ayer con el 1-0 todavía caliente.
Y es cierto, porque Prediger parecía irreemplazable: sin embargo, Colón no salió a gastar cuatro millones de euros para reemplazarlo. Lo mismo con Fuertes, que ayer frenó su carrera como si le hubieran metido un tiro atrás de la pierna cuando iba a picar ante un pelotazo de Ferrero. Para beneficio de “Bichi” y del equipo, llegó Nieto, una rueda goleadora de auxilio.
Si algo sonó lindo ayer, además de los tres puntos y el carnaval de 4.000 sabaleros contra 30.000 “canallas” en silencio, fue saber que Facundo Bertoglio e Ismael Quilez aprobaron una materia: crecimiento. Se la bancaron los dos, nos les importó el marco ni les pesó el partido. Eso es, para la política deportiva de Colón, tan importante como clasificar a la próxima Copa Libertadores. Porque es lo que viene, no queda otra.
El “Turco” Mohamed está a las puertas del gran desafío en Colón: terminar de consolidar un equipo en función de tal por encima de las figuras. Porque en el torneo anterior, Alfredo Ramírez era clave y ahora juega Quilez. Porque entre Capurro y “Pirulo” cerraron filas para no extrañar tanto a Prediger. Porque Nieto demuestra que otro delantero puede hacer goles al lado de “Bichi”.
Tan bravo y picante como el de ayer será enfrentar al duro Banfield de Falcioni en el Cementerio este viernes. Colón se fijó el objetivo de jugar la próxima Copa Libertadores y puede que en la sumatoria hacia la meta, casi sin darse cuenta, se encuentre de golpe peleando el campeonato. Es cierto que falta mucho, pero asoman dos partidos seguidos en casa para consolidar la idea: después del “Taladro” el viernes 2, llegará Arsenal el jueves 8 a Santa Fe.
Si este fanático “canalla” que es Rodolfo Páez sentenció que “Rosario siempre estuvo cerca”, Colón sabe que Rosario siempre estuvo linda. Porque el “Negro” volvió a ganar en la casa de “Fito”. Ayer, 4.000 fanáticos sabaleros deliraron en la esquina bautizada Alberto Olmedo: en Génova y Cordiviola. Este Colón “No toca botón” gracias a su “Manosanta” Mohamed. Y es capaz de demostrar que igual hay merienda —gracias a Nieto— sino hay capitán (Fuertes).