En los últimos días, se sucedieron en la ciudad de Esperanza diferentes hechos vandálicos en espacios públicos (como lo ocurrido con la señalización de calle Althaus 2400/2300, Perú 1200/1300 y la de calle Althaus 2500/2400, Brasil 1200/1300, por ej.) y en la esfera de numerosas propiedades privadas.

Estas lamentables acciones o prácticas destructivas -que se consideraban perimidas- no son desconocidas por la mayoría de los vecinos. Durante el primer año y medio de la gestión Meiners el vandalismo fue moneda corriente en la Terminal de Colectivos por ejemplo, en el Cementerio o en el Parque de la Agricultura, en Plaza San Martín y en diferentes plazas y paseos de la ciudad, afectando luminarias, señalética existente, patrimonio cultural, etc.; así como los actos de sabotaje explícito al parque de maquinarias o al sistema informático municipal de público conocimiento.
En tal sentido, la Municipalidad de Esperanza considera absolutamente repudiables todos y cada uno de estos hechos y situaciones, realizados por individuos desconocidos de evidente conducta antisocial, a la vez que insta a toda la comunidad al rechazo generalizado de tales comportamientos.
No obstante, estas situaciones ameritan ser reflexionadas y profundizadas en el análisis, ya que el concepto de vandalismo se explica por la pobreza de espíritu de aquella persona que se une, generalmente a un grupo, con el fin de producir de forma voluntaria y gratuita daños materiales tanto a los bienes privados como a las entidades y espacios públicos, sin otro motivo que el de la destrucción; y con respecto a estas bochornosas prácticas sociales, puede decirse que las hay de dos tipos: la ocasional y la organizada.
En el primer caso, el vandalismo se produce de manera espontanea, no siendo un fin en sí mismo, sino que más bien se realiza como un eventual medio de escape o distracción de ciertos grupos y en momentos determinados, por ejemplo, a la salida de un recital, de eventos deportivos, en manifestaciones, etc. En tanto, el vandalismo organizado es diferente, ya que los componentes del grupo tienen la idea preconcebida de los actos que realizarán y van provistos, generalmente, de los objetos o materiales para causarlos, y por ello suelen actuar en lugares muy puntuales, en momentos situaciones preestablecidas de antemano.
Estos grupos suelen tener algún tipo de liderazgo y una ideología que puede ser propia o asimilada y aplicada a estos fines. En general las víctimas materiales de estos fines suelen ser los bienes de uso público ya que los autores buscan que los objetos atacados tengan cierto simbolismo o que sean de uso inexcusable para el resto de los ciudadanos. Vemos así que, en definitiva, el vandalismo organizado representa intereses o venganzas dirigidas a través de estos grupos y de manera intencionada hacia determinados sectores, instituciones o personas de la comunidad.