Belgrano de Córdoba logró ayer el cuarto ascenso de su historia a la Primera División y, aunque los libros le reservan el papel saliente de verdugo de River Plate, el premio de volver a la máxima categoría del fútbol argentino se sostiene en méritos deportivos e institucionales.
El «Pirata» cordobés resultó, finalmente, un dignísimo equipo y se convirtió en un justo ganador de la promoción entre Primera y Nacional que jugó con River: hoy, en un Monumental completo y completamente en contra, se sobrepuso a todo y alcanzó el 1 a 1.
Así le sacó todo el rédito posible al triunfo cosechado en la ida, en el Gigante de Barrio Alberdi, por 2 a 0 (goles de César Mansanelli y César «Picante» Pereyra), y provocó la alegría desbordante de sus hinchas.
El ascenso se dio en el Monumental, donde los simpatizantes de la «B» soportaron estoicos la violencia en las afueras y esperaron el regreso al campo de juego de sus héroes; y en las calles de Córdoba, donde salieron de a miles a celebrar este regreso a los primeros planos del fútbol argentino.
El primer ascenso de Belgrano a la A, y más allá de sus viejas participaciones en el «Torneo Nacional» (1968 el primero) fue en la temporada 1990-91.
Cinco años después de su ingreso al Nacional B tras ganar el Regional, el «Pirata» llegó a Primera tras vencer en la final por el ascenso a Banfield.
Fue 1 a 1 en la ida y un glorioso 4 a 0 en la vuelta, con goles de Lucio Alonso (2), Roberto Monserrat y Omar Herrera.
Su permanencia en la máxima categoría duró cinco años, y uno después, ya en la temporada 1997-98, repitió la gesta del ascenso, al vencer en los choques decisivos a Aldosivi de Mar del Plata (1 a 1 el encuentro inicial, victoria 3 a 1 en la revancha, tantos de Cristian Carnero, Leonardo Torres y el uruguayo Luis Sosa, uno de los grandes ídolos históricos del club, de tiro penal).
En 2001 bajó otra vez, y el que hasta aquí había sido su último ascenso llegó en la campaña 2006-7: la víctima resultó entonces Olimpo de Bahía Blanca con sendos 2-1, en ambos casos con un gol de Paolo Frangipane y otro de Matías Gigli.
Un campeonato (Apertura y Clausura) pudo sostenerse esa vez el club del Barrio Alberdi.
Esta vez, al promediar este torneo, nada hacía prever que el final fuera el que fue: Belgrano estaba en las últimas posiciones de la B Nacional, lejos de toda expectativa.
Pero llegó el «Ruso» Ricardo Zielinski a la conducción y el equipo protagonizó una reacción alucinante en la segunda vuelta del campeonato y pasó de mirar el fondo de la tabla a ocupar la cuarta ubicación, detrás de Atlético Rafaela (campeón) y Unión de Santa Fe (los dos que lograron el ascenso directo); y de San Martín de San Juan, en promoción con Gimnasia y Esgrima LP.
Belgrano, el del «Luifa» Artime, el de Abel Blasón, el de la «Pepona» Reinaldi, el de Luis Sosa, el de Juan Spallina, el de Germán Martelotto, dio hoy uno de los grandes golpes de su vida.
Belgrano, el del «Diablo» Roberto Monserrat, el de José Luis Villarreal, el de Mario Bolatti, el de Julio Villagra; y mucho más allá en el tiempo el de Ambrosio Restelli, el de Santiago Salas, el de José Enrique Sosa; el de los 31 títulos en la Liga Cordobesa de fútbol es, otra vez, un equipo de Primera. Eso también estará en los libros de historia.

Fuente Agencia Télam