En un nuevo aniversario de la fundación de la ciudad, se realizó en la «Plaza 8 de Setiembre» el acto institucional con la presencia de autoridades municipales, ediles, representaciones escolares, de instituciones intermedias y público en general. En la oportunidad, la intendente municipal Ana María Meiners, se dirigió al público en los siguientes términos:
«Cada 8 de septiembre en que conmemoramos la gesta de los colonos fundadores, es un día especial para los esperancinos. En esta oportunidad quiero compartir y valorizar algunos aspectos de nuestro rico pasado en la comprensión que este es el lugar adecuado para hacerlo.
El 8 de septiembre de 1936, siendo Comisionado Municipal el Dr. Manuel Ninci, emite el Decreto N° 29, por el cual se designa con el nombre 8 de Septiembre a esta Plaza creada por Ordenanza, lugar en el que aún descansan los restos de muchos de los primeros fundadores, ya que como sabemos, esta nueva Plaza surgió sobre el antiguo terreno del denominado “Cementerio Viejo”, que comprendía antes de 1880 dos secciones claramente separadas: el Cementerio Católico y el Cementerio Protestante, cultos que profesaba la mayor parte de los pobladores.
El nuevo cementerio, y que aún utilizamos, se habilitaría recién cinco años más tarde en 1885. El cambio de lugar obedeció a la escasa distancia, de solo trece cuadras, al centro de la ciudad; el temor a la propagación de enfermedades infecciosas; a ciertas creencias y a la imposibilidad de expandir de manera ordenada la ciudad hacia el sur.
En aquellos tiempos, descendientes de los fallecidos y sepultados en el lugar, efectuaron el traslado de los restos, al nuevo sitio de descanso eterno. Pero no de todos, ya que muchos quedaron aquí, para siempre. Luego, durante muchos años se reprodujo, hasta la actualidad, la versión popular de que en este lugar se encontraba un antiguo cementerio indígena.
En realidad, los hechos que dieron origen a esta leyenda, se pueden leer en la crónica periodística de “El Colono del Oeste”, periódico fundado por Guillermo Lehmann el 9 de marzo de 1878, cuando informaba sobre una matanza de indígenas en la zona: “El martes fueron traídos a la Subdelegación de esta Colonia los 7 cadáveres y 3 lanzas, quedando las otras perdidas en el campo por los mismos vencedores (…). Inmediatamente el Señor Subdelegado ordenó su reconocimiento y entierro y puede decirse que fue un día de fiesta para esta Colonia, pues todos abandonaban sus ocupaciones y se dirigían al cementerio donde fueron enterrados”.
Además de la morbosidad que caracteriza el artículo, mucho más extenso, el mismo nos permite conocer el nombre de los responsables, la actitud que tuvo la población de la Colonia frente al hecho y además las características de los indígenas muertos, que por la descripción, es posible suponer que se trataba de soldados o ex soldados que habían servido en los fuertes o cantones, como lanceros. Sobre este último punto se concentra la interpretación que realizó Gastón Gori de estos sucesos, pero que han llegado hasta nuestros días de múltiples formas.
Quería compartir con todos ustedes, con una amplia y generosa mirada hacia el pasado, estos aspectos muchas veces desconocidos de nuestra historia, teniendo en cuenta que el antiguo cementerio de la Colonia, donde se sepultaron estos indígenas, es hoy la Plaza 8 de Septiembre, donde nos encontramos; en una nueva mirada que incorpore al “Crisol de Razas” que forjó nuestra identidad cultural, la historia y el recuerdo hacia los pueblos originarios de la zona y hacia el “criollaje” fortinero que habitaba el Cantón de Iriondo, en el barrio La Orilla, en el norte de la ciudad.
Todos ellos con sus vicisitudes y sacrificios, unidos en la eternidad, descansan en el suelo de esta Plaza. Es otro de los legados que los esperancinos debemos preservar con mucho orgullo, respeto y reflexión.
Muchas Gracias».

Fuente Prensa ME