Eva falleció a los 93 años, sus restos serán inhumados hoy a las 18 hs. en el cementerio de Esperanza. Eva Enri de Borla se destacó además como escultora en Esperanza, emplazado en la zona sur de la ciudad, se encuentra un monumento alusivo a los inmigrantes realizado por ella. Se inauguró al conmemorarse el 131 aniversario de la «Primera Colonia Agrícola Organizada de nuestro país», por el Intendente Carlos Fascendini. A un costado y más atrás, el edificio de la antigua estación de ferrocarril de «Santa Fe a las Colonias». Esta estación fue «puerta» por donde ingresaron a Esperanza, varios contingentes de inmigrantes que llegaron a partir de 1885 desde diversos países de Europa.

Su trayectoria

Nacida en Esperanza el 14 de enero de 1919. Padres: Marta Heinzen y Adán Erni. Esposo: Armando Borla. Hijos: Ethel Teresita y Leda Virginia.
Egresa del Liceo de bellas artes «José Pedroni» de la ciudad de Esperanza en 1958.
La inspiración la lleva entonces a crear una técnica que llama «pintura sin pintura» y que dentro de la plástica, recibe el nombre de «naturalismo figurativo».
Es entonces cuando abandona los pinceles y óleos, y busca en la naturaleza plumas, tierras, corteza de árboles, crines, hongos, caracoles, líquenes y piedras semipreciosas. Las selecciona y guarda en frascos para ser utilizados en el momento oportuno. A veces debe comprar el material, como la turquesa del Perú, con la que realiza los ojos de alguno de sus Cristos.
Le gusta trabajar el barro y con él construye su atelier «El Antigal» ubicado a la salida sur de la ciudad de Esperanza.
Los rostros de Cristo son dentro de su obra una especialidd. Es como si quisiera devolver a Dios en su Hijo, el material que El creó. En mayo de 1982 viaja a Italia y entrega a su Santidad, el Papa Juan Pablo II, uno de sus Cristos, el que acompaña con la siguiente explicación:
Sus cuadros se encuentran en Argentina, Perú, Uruguay y Paraguay, y sus obras son vendidas en Brasil, Marruecos, Boston (EEUU) y Buenos Aires. Escribe poemas dedicados a sus cuadros y los publica en el libro El árbol me pidió una cruz.
Otras esculturas suyas pueden apreciarse en la Av. de los Colonizadores de la misma ciudad.
La visitan en su atelier vecinos de la ciudad, contingentes de estudiantes, extranjeros y personalidades que pasan por la zona.
Sus obras se encuentran en el Museo del Vaticano; Escuela de periodismo en Lima, Perú; Museo Echeverría de Asunción, Paraguay; Palacio Gallino de Uruguay; en la Residencia Presidencial de Olivos y en muchos otros lugares del mundo.
Recibió el «Premio Alicia Moreau de Justo» en el año 1987, en Buenos Aires, como símbolo de la reproducción artística: La Paz en el Mundo. Reconocimiento escrito de la Embajada de Israel. Figura en el libro Esperanza y su gente de Irma Quartarone. Se realiza con ella y su obra el programa televisivo «Vivir bien» de Argentina Televisora Color; reportaje exclusivo de 38 minutos en el programa de Televisa, México; la filman los programas de interés general, «Argentina y su gente» e «Historia de la Argentina Secreta» y por el fotógrafo artístico de Esperanza, residente en Buenos Aires, Freddy Heer.
La distinguen el Rotary Club; el Congreso de la Nación; La Manzana de las Luces; el Centro de Residentes Esperancinos en Buenos Aires; el escritor mexicano Oscar Leiva con su poema «Mi paz interior»; Gloria de Bertero con «El linyera» (poema); la Sociedad Italiana de Rafaela por intermedio del poeta Fortunato Nari; el escritor Julio Scanavino (poema); el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; la Municipalidad de Buenos Aires en 1984 y otras instituciones.
Sus creaciones se encuentran en numerosos lugares del mundo. Entre sus últimas visitas, sabemos por el diario El Colono de Esperanza, 1997 -reproducción del diario uruguayo Cambio-, que una de sus obras se encuentra en el Museo de Bellas Artes Decorativas de Salto, Uruguay, pueblo que la misma artista considera cultísimo.
Tiene también en su haber numerosos frescos en paneles -algunos de ellos se encuentran en su ciudad-. Sus esculturas están diseminadas por toda Esperanza, donde es muy conocida y admirada. Desde aquí, nuestro reconocimiento.