El sector agropecuario esta medianoche inició un paro nacional por siete días en protesta por la falta de respuesta oficial a un conjunto de problemas de larga data que afectan la rentabilidad y competividad del campo, aunque no habrá cortes de rutas.
La medida fue anunciada en conferencia de prensa por los dirigentes de las cuatros principales entidades gremiales agropecuarias que conforman la Mesa de Enlace -Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, Federación Agraria Argentina y Coninagro- quienes explicaron que habrá un cese de comercialización de granos, carnes (que va a faena) y productos agropecuarios no perecederos desde esta medianoche hasta la del martes 12 de junio.
Los dirigentes garantizaron que la protesta no producirá desabastecimiento, y dijeron que tampoco tendría que implicar una suba de precios de los productos involucrados. El presidente de la SRA, Hugo Biolcati, afirmó que «la idea es no desabastecer en absoluto; los tiempos (de la protesta) están calculados para no desabastecer, hemos tenido especial cuidado en evitarla», en tanto consideró que «no hay nada de nuestra actitud que justifique» que por el paro se registren aumentos de precios.
El nucleamiento justificó la decisión de un paro agropecuario nacional en un extenso documento en el que aseveró que «la situación que atraviesa el sector es grave» y criticó un modelo oficial «que determina una bruta concentración económica».
Asimismo, aludió una «pésima» intervención de la Secretaría de Comercio Interior -a cargo de Guillermo Moreno- en los mercados granarios y cadenas de comercialización de todos los rubros, y sostuvo que «los problemas estructurales» del sector se complicaron este año por la fuerte sequía que azotó el país, que determinó la pérdida en la actual cosecha de más de 20 millones de toneladas de granos (entre maíz y soja), y por la mayor presión tributaria en varias provincias.
«En este marco, el gobierno no dio soluciones ni volvió a citar a ningún espacio de diálogo», lamentó la Mesa de Enlace, pese a que gestionaron reiteradas veces audiencias con el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar; el último pedido fue formulado el 24 de mayo pasado, en una carta.
Durante la conferencia de prensa, los dirigentes también se refirieron al impacto negativo en el sector de las restricciones sobre el dólar, dado que los ruralistas venden su producción a un dólar de 2,80 pesos (valor oficial menos retenciones) pero pagan mucho de sus insumos a 5,80 ó 6 pesos, es decir cercano al costo del dólar paralelo. «Es un nuevo golpe a la rentabilidad productiva» definieron.
Por otra parte, el presidente de FAA, Eduardo Buzzi, salió al cruce de eventuales interpretaciones del gobierno nacional que podría calificar al paro nacional agropecuario como destituyente, argumento utilizado en anteriores oportunidades. «Ese fue un argumento de 2008 (cuando fue el conflicto por la polémica resolución 125)» recordó Buzzi, quien remarcó que esta medida de fuerza «no es destituyente» ni «golpista». «Nosotros representamos intereses de productores agropecuarios. No representamos los intereses de ninguna opción política. No acumulamos para ninguna opción electoral. No vamos a ser la coordinadora de partidos políticos de oposición, por lo tanto no somos destituyentes en ningún sentido», recalcó.
Buzzi alegó que la protesta nacional es un «llamado de atención» de que «algo está muy mal en el campo» y «vamos peor», y lamentó que en el gobierno toman con «indiferencia y ligereza» los problemas de los productores agrarios.
Asimismo, explicó que durante el paro habrá «asambleas, actos, piquetes, pero de ninguna manera corte de rutas» porque no quieren «enemistarse con la sociedad».
A su vez, el titular de Coninagro, Carlos Garetto, destacó que por este modelo de intervención hubo un «deterioro» de la rentabilidad productiva y una suba creciente de costos, donde la carga tributaria es «desmesurada» y «pesa fuerte», por lo cual entre 2003 y 2008 ya desaparecieron cerca de 60 mil productores».
Fuente El Litoral