Noche de despedidas, noche del adiós, noche llena de grandes figuras y sorpresas. Congregó a 35.000 personas en el Balneario Don Roque.
Eran las 21 cuando la última jornada musical se abría de par en par sobre el escenario para escuchar al ganador del Pre-Festival, Luciano Estigarribia. A puro talento y juventud, el sauceño brilló junto a Mariano Cervantes, Ignacio Castillo, Antonio Lacuadra, Fernando Costante y Juan Castaño, sus músicos. “El duende escondido” y “Fiesta churita”, entre otros temas, mostraron a las claras el futuro prometedor de Luciano, quien se llevó la adhesión y el reconocimiento de todos los presentes.
La Rioja estuvo presente en la voz de Mariel Valdez que con “Déjame que me vaya” y “Puerto Tirol” mantuvo a la gente entusiasta. La riojana tuvo tiempo para temas bien chayeros y hasta para el conocido “Corre corazón” en su propia versión.
Algunos minutos pasaban de las 22 cuando el rosarino Agustín Pistone se entregó al público con zambas y chacareras acompañado musicalmente por Alfio, Diego y Marcos. Algunos de los clásicos interpretados fueron “Zamba de mi esperanza” y “Luna cautiva”, bien recibidos por la gente. La noche parecía no dar descanso a los aplausos de la concurrencia, que daba rienda suelta a su sentir ante cada uno de los artistas convocados.
Recorriendo el cancionero popular, Los 4 de Córdoba se sumaron a la fiesta para ser ovacionados por la gente. Un público encendido no dejaba ir a los artistas, que regresaron por el bis con “Mire qué lindo es mi país paisano”. Con una ovación de pie fueron despedidos los cordobeses.
Fanatismo reevolucionado
Sin dudas, uno de los artistas convocantes de la noche fue Abel Pintos, quien interpretando temas de su material discográfico “Reevolución”, puso a flor de piel el fanatismo de su gente que no dejaba de corear sus temas. Abrió su presentación con “Quien pudiera” y al unísono los gritos y suspiros del público dieron el marco preciso a la entrega del artista. El show, de una hora y media de duración, mantuvo a la gente bailando y cantando sin descanso.
Coronando la actuación de Abel, los fuegos artificiales que se eyectaban al cielo sauceño desde los laterales del escenario competían con la lluvia de papelitos que inundaba el predio. Sobre el cierre, su tradicional versión a capela de “El Antigal” acaparó la atención del balneario que no dejaba de aplaudir. Una marea humana que acompasadamente levantaba sus brazos y coreaba cada una de las canciones de Pintos, habló del exitoso momento que el artista está viviendo musicalmente. Como despedida, la Comisión del Festival lo distinguió como padrino de la vigésimo novena edición.
También protagonizaron la noche del adiós el grupo Por Siempre Tucu, que mantuvo viva la llama musical con temas como “Anoche no dormí” y “Candombe para José”, entre otros, e hicieron un recorrido musical evocando la historia musical de los inolvidables Tucu Tucu. Los pedidos de bis hicieron demorar a los artistas que en total entrega, dejaron satisfechos a su público una y otra vez.
Una de las sorpresas de la noche fue la presencia del querido Orlando Vera Cruz, quien no quiso faltar a esta edición con los emblemáticos temas que lo han posicionado en lo más representativo de nuestro folclore. Orlando tuvo como invitado a Uberfil Concepción, payador uruguayo con el que logró una dupla inolvidable sobre el escenario. Un público agradecido devolvió en aplausos la indiscutible entrega del santafesino.
Euforia sin fin
Ya se había corrido la voz de que El Chaqueño había llegado al predio y eso fue suficiente para desatar la locura en el balneario con gritos y aplausos.
Mientras tanto, en camarines, Oscar Palavecino precalentaba su garganta entre los sonidos de los violines y guitarras que se afinaban a la par. Distendido, expectante, y con un puñado de canciones por entregar, el salteño salió a escena para, poncho al hombro, irrumpir sobre el escenario y provocar la euforia de los presentes.
“Rancho El Ñato” rompió el hielo y le siguieron uno tras otro, los esperados éxitos de su repertorio. Cada tema parecía a pedir de boca de la gente que, ante el arranque de cada chacarera, zamba o gato, estallaba en gritos.
Bailarines al frente del escenario llenaron de colorido la presentación de Palavecino. Como anoche, la presencia de Joaquín, el más chiquito de los bailarines, oriundo de Rafaela, revolucionó el balneario que no dejó de disfrutarlo en cada compás que con sus cuatro años seguía con su danza. Un espectáculo aparte que fue reconocido por el mismo Oscar quien no dejaba de contemplar su notable habilidad.
“Amor salvaje” fue uno de los últimos temas elegidos por el artista que, tras casi dos horas de actuación parecía querer seguir desvelando a los presentes.
Una noche inolvidable que marcó un récord en convocatoria y que dio fin a esta exitosa edición que brilló en cada una de sus cuatro jornadas.

Fuente El Litoral