Se deba a las buenas condiciones climáticas y a una mejora en el precio internacional respecto de cultivos alternativos como colza y cebada, según un informe de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba).

El informe de la Fauba señala que después de varias campañas en las que disminuyó fuertemente su área de siembra, el trigo vuelve a generar expectativas de crecimiento y este año aumentaría entre 15 y 17% su superficie de siembra, respecto del ciclo anterior, para alcanzar las 4,5 millones de hectáreas.

El informe señala que esos números están lejos de los históricos de la Argentina, puesto que hasta no hace mucho años el cultivo ocupaba 7 millones de hectáreas.
Según Miralles, «la cosecha de trigo mejora la estructura financiera de los agricultores a lo largo del año, ya que genera un ingreso de dinero en diciembre y enero, cuando el campo no tiene otro ingreso líquido».

Las expectativas de rendimientos también son alentadoras, por las buenas condiciones hídricas de los suelos de gran parte de las zonas productivas y los pronósticos climáticos para el resto del ciclo productivo.
«Con la siembra estimada, si el clima acompaña y no hay ataques de enfermedades como en el ciclo pasado (afectado por fusarium), el consumo interno estaría asegurado», afirmó el docente de la FAUBA.

El especialista advirtió que regiones como el Litoral y zonas deprimidas del centro de la provincia de Buenos Aires registraron un exceso de lluvias y tienen napas a muy pocos centímetros de la superficie del suelo, con riesgo de anegamiento.

En estos casos, indicó Miralles, la siembra de trigo puede ser una ayuda porque aumenta el consumo de agua excedente en períodos con baja demanda ambiental, como el invierno.

También destacó la importancia de los cultivos de invierno en los sistemas agrícolas por el aporte de carbono en las rotaciones, las mejoras en el control de malezas y porque el trigo puede usarse como un cultivo de cobertura.

Fuente Agencia Télam