“La paciencia que tienen todos da una idea de la gravedad de la situación”, evaluó un actor local del negocio. Por la flexibilidad que tenía la compañía había hecho negocios con la totalidad de los actores. En febrero podrían acelerarse los tiempos.

“Si la caída de BLD fue una bomba atómica, lo de Vicentín pueden llegar a ser 10 juntas”. La frase es de un jugador del mercado de granos de Santa Fe y resume la dimensión del problema: al ser una de las cinco empresas exportadoras más grandes del agro argentino, que además ofrecía las condiciones más flexibles para concretar negocios, casi no hay actores a salvo de la cesación de pago en todo el país.

Otra definición gráfica fue “la paciencia que tienen todos da una idea de la gravedad de la situación”. Esto se nota en instituciones como la Bolsa de Comercio, que por mucho menos a otro jugador ya lo hubiese sancionado. A su vez, entre los acreedores “nadie revela el daño para evitar una crisis de confianza” con sus propios clientes. Así es como todavía nadie es capaz de cuantificar el monto del default. Ni siquiera el propio grupo lo ha revelado, pese al pedido de que hizo su principal acreedor: el Banco Nación.

Según la fuente, en Vicentín siguen “atendiendo el teléfono” y muestran predisposición al diálogo, pero no terminan de definir una hoja de ruta o plan de pagos, que a su vez podría funcionar como referencia a otros actores involucrados en la crisis para generar confianza con sus clientes. Concretamente, muchos acopios son responsables ante los productores que le entregaron la mercadería a fijar. Y si tuvieran de parte de la aceitera un plan concreto de montos y plazos para saldar la deuda podrían trasladarlo a sus acreedores. Lo mismo ocurriría con muchos otros actores de la cadena que tienen deudas con proveedores y que serán pagables en mayor o menor medida según cómo se resuelva la acreencia con la firma de Avellaneda.

La incertidumbre ya lleva un mes y no podría prolongarse mucho más antes de generar fuertes réplicas. “En febrero se abre una ventana que es un parate total en el negocio, hasta que empieza a entrar el maíz y después la soja; ahí se puede complicar porque entra en pausa el giro de mercadería y se define qué hay y qué falta”, explicó la fuente, que como todos los “heridos” que generó esta explosión prefiere mantener el anonimato.

El mensaje desde Vicentín a sus acreedores es “no la quemamos a la plata, la invertimos”. Y los planes son muy ambiciosos, pero “poco probables” porque “no quieren desprenderse de nada para pagar”. La idea que transmite la firma de Avellaneda es reestructurar con los acreedores más grandes primero, como la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). El planteo es lógico porque esos jugadores pueden suministrar volumen de mercadería para reactivar la producción lo antes posible. De ahí que haya “desesperación en los más chicos”, que además de quedar al final de la fila de cobro tienen menos espalda para soportar esta situación (particularmente los acopios, en tanto garantes de la mercadería defaulteada).

Ayer, autoridades de la Bolsa de Comercio de Rosario, de la Cámara Arbitral de Cereales y Matba Rofex se reunieron con representantes del Centro de Corredores de Rosario, de la Sociedad Gremial de Acopiadores de Granos y de entidades de la producción que integran el Consejo Directivo de la Institución. Durante el encuentro se analizó “la profunda preocupación que existe en los distintos eslabones de la cadena granaria sobre la situación que atraviesa la firma Vicentin, por falta de pago de sus obligaciones comerciales”. Acordaron continuar monitoreando la situación y gestionar ante la provincia y Nación para morigerar los “graves efectos negativos que se están observando en el mercado de granos”.

Fuente Campo Litoral