Destacó que el precio de la soja alcanzó US$ 590; «cuando planteamos [el esquema de alícuotas], nos decían que era una ficción«, lanzó; reiteró la necesidad de «garantizar» el valor de los alimentos para el consumo interno.

Foto: Federico Guastavino

La presidenta Cristina Kirchner aprovehó el discurso inaugural de la cumbre del Mercosur que se realiza en Tucumán para hacer una defensa de las retenciones móviles, mientras sigue el debate en el Congreso.

La jefa del Estado había comenzado a hablar de la suba del petróleo cuando se refirió específicamente a la situación de la soja. «Parece no tener fin el aumento de los alimentos. La soja llegó hoy a 590 dólares

«Ficción»

«Hace apenas un mes, en discusiones con el sector agrario de mi país, se preguntaban cuándo iba llegar la soja a US$ 600. Se decía que lo que estábamos proponiendo era una ficción. Hace menos de un mes, la soja estaba a 470 dólares, ahora está a 590», destacó.
Se refirió así, aunque de manera elíptica a las críticas que recibieron las correcciones que el esquema original de retenciones móviles sufrió hace poco más de un mes, cuando el conflicto con el agro estaba en uno de sus puntos más álgidos.
En aquel momento, los ruralistas habían planteado que para beneficiarse de las rebajas que había dispuesto el Gobierno, la soja debía alcanzar valores internacionales que consideraba «imposibles» en el corto plazo.
La política de retenciones del gobierno nacional, que pugna por ratificar en el Parlamento, había sido fuertemente cuestionada por parte de los países del Mercosur.

Alimentos y energía

Además, Cristina Kirchner insistió con que «la energía y los alimentos» son los ejes del desafío que enfrenta la región y que la «cooperación e integración» entre los países del bloque permitirá «aprovechar la oportunidad» a la que calificó de «histórica».
«Los alimentos y la energía han invadido la agenda a lo largo y a lo ancho de nuestros países. Dije que iban a ser los dos problemas más graves del continente, pero no pensé que se expandirían con la velocidad con la que lo están haciendo», planteó la jefa del Estado.
En este contexto, insistió con el argumento de que la «disparada [en el precio] de los alimentos pone en riesgo no sólo la economía de un país, siino los alimentos que llegan a la mesa de los hombres» y volvió a la carga con la necesidad de garantizar «la soberania de alimentaria de los pueblos».

«Timba financiera»

En otra parte de su mensaje, de poco más de media hora, la jefa del Estado planteó lo que describió como la «simultaneidad» de la suba de precios de los alimentos y la crisis financiera internacional.
«Cuando los bancos empiezan a hacer agua, es cuando comienzan los movimientos los movimientos especulativos, la erconomía, que antes estaba circunscripta al mercado del dinero y ahora comienza a trasladarse al mundo de los alimentos», advirtió. Y completó: «Señores de la timba financiera: han pasado a la timba de los alimentos. El costo que antes pagaban las macroeconomías ahora lo pagan hombres de carne y hueso».

Contra la UE

Hacia el final, la Presidenta dejó sentada su postura frente a la política inmigratoria de la Unión Europea, en un anticipo del duro documento que se espera como cierre de la cumbre en contra de las restricciones impustas por el viejo continente.
Dijo que medidas como la Directiva de retorno son «polítcas inadmisibles» y «expresiones xenofóbicas».
Como cierre, volvió a plantear la necesidad de que el bloque aproveche los desafíos que plantea la actualidad para sacarle provecho al contexto internacional.
«Tenemos una oportrunidad única en términos de complementariedad e integración que es ideal. Y aquí la casualidad no existe. La potencialidad de cada uno de nuestros países está acompañada por gobiernos elegidos democráticamente y con una fuerte orientación a hacerse eco de las demandas de sus sociedades», conlcuyó.

Con Lula

Antes de dar su discurso ante los siete mandatarios de la región que participan de la cumbre, la Presidenta se había reunido durante poco más de media hora con su par Luiz Inacio Lula Da Silva, con el tema de las retenciones en el centro de la agenda bilateral.
Aunque no trascendieron detalles del encuentro que mantuvieron en el hotel Catalinas Park, no se descarta que Lula haya aprovechado el contacto a solas para plantearle a la Presidenta sus quejas por las restricciones argentinas a las ventas externas de trigo.
Tampoco se descarta que, del lado argentino, se haya planteado el tema de la escasez energética. En este contexto, se especuó en las últimas horas con la posibilidad de que la jefa de Estado le pidiera al brasileño que le asegure una mayor provisión energética y a mejor precio.
También en el terreno energético, se supo en las últimas horas que otro de los temas que Lula llevaría al encuentro es el de la necesidad de acelerar el proyecto de construcción de la hidroeléctrica Garabí, sobre el río Uruguay.