Desde hace unos escasos años atrás, Pujato Norte es fruto del sueño de una familia: «los García», residentes en Esperanza pero históricos del lugar.
Y esa «locura» florece de una manera incontenible, en forma organizada, casi un ejemplo de como se construye un nuevo pueblo urbano.
La inteligente posición de la presidenta comunal de Pujato, Adriana Engler, facilitó de manera impecable ese desarrollo.
Unos 270 loteos, en medio del campo, rodeados de sembradíos y naturalezas, a precios muy razonables -hasta menos de un tercio de lo que valían en Esperanza o Franck y Humboldt por citar ejemplos en la zona- los compradores apostaron al pretencioso proyecto, para colonizar o para inversión en lo que en su momento El Colono del Oeste llamó «La Refundación histórica de Pujato».
Y el desarrollo impresiona cada día, a fuerza de abrir cimientos donde hasta ayer se abrían surcos para la semilla y la siembra.
Pujato Norte se ubica entre Esperanza y Franck, a la vera  norte y sur de la Ruta Provincial Nº 6, a una distancia de unos 8 kilómetros aproximados de cada localidad citada. Y a unos 30 kms de la ciudad de Santa Fe, capital de la Provincia. Algunos hechos detallan el modo de actuar de los «colonos» llegados desde distintas localidades como Esperanza, Santo Tomé, Santa Fe, Franck, Humboldt, entre otros lugares circunvecinos.
En primer lugar para evitar asentamientos y viviendas precarias, se dictó una ordenanza de que para construir primero hay que mostrar planos en la Comuna.
Lo segundo, el lugar está cercado. Lo primero que se puso fue una arcada de ingreso que se transformó ya en una avenida de ingreso y salida.
Todas las calles tienen afirmado de piedras. Primero aparecieron tímidas las primeras piletas con sanitarios, presentados los papeles y oficializadas las construcciones en la Comuna.
Los propietarios comenzaron a hacer los pozos de agua, pero ya colocaron en estos días el tanque de agua que sentará las bases del agua en red.
Es que debajo de esas tierras pasa el acuífero Puelches, que es óptima en su calidad y hasta parece agua de manantial. Eso dicen los análisis exigidos por la Provincia.
Por supuesto que llegó la energía eléctrica de mano de la Empresa Provincial de la Energía y las lámparas ya alumbran en la noche que a más de uno de los habitantes de la zona llama la atención en el paso por la ruta y caminos de tierra rurales.
Y los albañiles junto con los constructores ya edifican desde la humilde pileta con quincho hasta casas que amenazan ciertamente con ser mansiones en este barrio privado que se levanta a unos 200 metros al oeste de la ruta 6. Del otro lado, también hubo y existen loteos de propietarios esperancinos y de Pujato, e incluso ya hay dos viviendas habitadas. Cerca de allí, como si fuera una firma del destino, se levanta un Cristo en la cruz, proyectado por la familia García, como sello de bendición sobre lo que será «el caserío» de la nueva colonización urbanística de esta comunidad, que en el último censo del año 2010 dio un total de 179 habitantes.
Seguramente florecerán los comercios, los SUM, los centros de estudio del polo educativo. Mientras, en los jardines ya nacieron las primeras rosas.

Fuente El Colono del Oeste