La segunda jornada del festival Cerveza Santa Fe Música en el Río 2013 llegó con los agradecimientos de todos por la rápida ida de la lluvia que en la mañana amagó a perjudicar el encuentro, y -como el día anterior- se inició con la actuación de destacados artistas locales, para finalizar con los esperados conciertos de Gustavo Cordera y León Gieco. Los locales Nitroplan, Gol de Chancho, Refutadores del Pensamiento, Tavo Angelini y su Dream Team y Experimento Negro fueron los locales que prepararon el escenario para Gustavo Cordera y el cierre de León Gieco.
Así, alrededor de las 17.30 Nitroplan puso su new rock en el Escenario 1 frente a los primeros en llegar, sumando a la Mejor Voz Masculina de la Bienal 2012 (Rubén Ariel “Tato” Pastor) al Mejor Guitarrista (el reemplazante Santiago Periotti). De ahí al Escenario 2, donde Toponauta mostró las canciones de “La provocación”, su último disco.
Gol de Chancho cubrió el espacio que en un momento estuvo previsto para Siete Millas, con máscaras porcinas y un Pipo Licheri con ganas de recorrer la pasarela. Por su parte, el Chino Mansutti y los Refutadores del Pensamiento fusionaron ritmos y estados emocionales, para luego ceder el protagonismo al Tavo Angelini y su Dream Team (que incluyó a Horacio Bidarra en teclados, Cintia Bertolino en coros, Franco Bongioanni en guitarra, Francisco “Ruso” Rusillo en bajo y José “Pichu” Piccioni en batería), que encararon desde temas de Carneviva a fragmentos de la ópera Indio de Virgem.
Rodrigo Negro González al frente de su Experimento Negro mostró las canciones de su nueva era y un par de clásicos de La Cruda, como último entremés antes de los platos fuertes de la noche.

A menear

Gustavo Cordera al frente de su eterna Caravana Mágica apostó nuevamente por la danza y la descarga para expurgar males y culpas. Así, de enterito y remera verde (lejos del pijama) arrancó con una ráfaga integrada por “Soy mi soberano”, “India negra cumbia”, “El viento trae una copla” (dedicada a los mapuches, paraguayos y qom asesinados a lo largo de la historia) y “Tenete fe”.
“Buenas noches Santa Fe, que poco tiene de Santa y mucho de Fe… por las historias vividas, tendría que llamarse Puta Fe”, comentó el calvo cantante, para luego encarar “Abusame”, con participación activa de su esposa y corista Stella Maris Céspedes (hermana de su otrora compinche Pepe) y mucho acting entre los dos, que seguiría durante el resto de la noche (aunque habría tiempo de “chichonear” un poco a la tecladista Licina Picón).
Vendrían luego “Hablándote” y “El lisiadito”, con su sonido de cumbia altiplanar, para luego volver al sonido más colombiano con “No es que sea viejo” (dedicado a los hombres mayores para que se acerquen a las chicas) y “Asalto de cumbia”, en la que Cordera volvió a mostrar su estilo de baile que combina el ritmo caribeño con las pataditas de la murga porteña.
Ahí nomás, en seco, tiró “La bomba loca” (hit hipermasivo con la onda entradora de su productor, El Chávez), “una que sabemos todos”. Pero “siempre es bueno mostrar cosas nuevas”, afirmó el Pelado, antes de encarar “Adónde estás”, con un solo del guitarrista conocido como “Juanito el Cantor”.
La despedida sería con “Canción para mi cabeza” y unas últimas estrofas que rezaban “Fama quiero ya”; sólo restaba el saludo final: “Ahora viene un verdadero León”, comentó Cordera.

Memoria

León Gieco llegó como otras veces, con una propuesta de concierto muy apoyada en las visuales proyectadas en la pantalla. Ya desde el comienzo, subió solo al escenario para hacer varias canciones dedicadas a las mujeres y en contra de la violencia de género, con imágenes de luchadoras sociales y artistas renovadoras, de Billie Holliday y Aimé Painé a Eva Perón y Rigoberta Menchú, pasando por Marilyn Monroe. Así pasaron “Como la cigarra”, de la también homenajeada María Elena Walsh, “Canción de amor para Francisca” y “La memoria” (dedicada a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo), mientras pedía por una marcha de hombres contra el femicidio.
Allí entró la banda, integrada por Claudio “Dragón” Moglia y el legendario Kubero Díaz en guitarras, Marcelo García en batería y percusión, Aníbal Forcada en bajo y Luis Gurevich en teclados.
Las imágenes fueron para recorrer los ’60 y ’70, años iniciáticos de Gieco, mixturando músicos de la época con el contexto sociopolítico, llegando hasta el 24 de marzo de 1976. Sobre ello la formación interpretó “El fantasma de Canterville”, “En el país de la libertad”, “La rata Lali”, “La mamá de Jimmy” (recordando a Porsuigieco) y “Malas condiciones”.

De acá y allá

El viaje fue entonces para el recuerdo de “De Ushuaia a la Quiaca”, con imágenes inéditas “que sólo se ven en Canal Encuentro, lo mejor que tenemos en la televisión argentina”, según el cantautor. Así, arribó al clásico “Cachito campeón de Corrientes”, el mítico “Kilómetro 11” de Tránsito Cocomarola, “La cultura es la sonrisa” (inspirada en una frase de Ernesto Cardenal) y “La guitarra” (letra de Atahualpa Yupanqui y música de Gieco).
En ese punto, el rosquinense se permitió abordar algunas canciones de su último disco, “El desembarco”, título que hace referencia a la llegada de Madres y Abuelas a la ex Esma. Encaró entonces el tema homónimo, para pasar a “Hoy bailaré”, con su video premiado y Alika (Alicia Dal Monte) rapeando desde la pantalla.
Entonces fue el turno de “El argentinito” (“yo trato de pisarlo todos los días”, afirmó), donde aprovechó para mostrar el backstage de la grabación en Estados Unidos y la superbanda de cesionistas con los que trabajó (Jim Keltner, Jimmy Johnson, Dean Parks, Mark Goldenberg y Tina Guo). El cierre de ese segmento fue con la muy directa “Fachos”.

Esperados

Entremedio, Gieco se hizo tiempo para solidarizarse con la gente de El Birri y con las remeras amarillas que decían “Callejeros inocentes”. Criticando que la crisis europea se la endilguen a los inmigrantes, encaró con “De igual a igual” (con Gurevich, en acordeón, y Díaz, en cuatro venezolano), empezando a calentar para la ronda de hits, que siguió con “Pensar en cada” y “Ojo con los Orozco”.
Emoción y ritmo tropical se unieron en “El ángel de la bicicleta”, con un “Pocho” Lepratti sonriente en la pantalla: “San Ludueña”, lo llama siempre León. Y acto seguido, con dedicatoria a Evo Morales, arrancó a capella con “Cinco siglos igual”, para luego ser acompañado por el piano de Gurevich.
A continuación se sumó Pancho Chévez, el armoniquista discapacitado devenido en uno de los emblemas del colectivo Mundo Alas, quien interpretó junto a la banda dos creaciones suyas: “Canción para Beto” (dedicada a su especial “asistente”, presente sobre el escenario) y “No me voy”. Muy cómodo en el escenario, acompañó a Gieco en la última canción de la noche: obviamente se trató de “Sólo le pido a Dios”.
Así, sobre la primera hora del lunes, terminó el Música en el Río 2013, renovando una cita anual con lo más destacado de la música local y nacional.

Fuente El Litoral