La edición de agosto profundiza en cómo controlar una enfermedad zoonótica que puede generar pérdidas por U$S63 M y cómo aprovechar la biomasa energética. Además, una experiencia de trabajo asociativo en el valle salteño y una entrevista sobre la Ley de ciencia.

¿Cómo combatir y controlar las enfermedades zoonóticas en el país? ¿Se puede generar energía a partir de los desperdicios de actividades forestales? ¿Pueden los habitantes de una pequeña localidad aunar esfuerzos en pos del beneficio mutuo? ¿Qué hace el Estado para poner a la Ciencia a disposición de sus habitantes? Todas las respuestas a estas preguntas se encuentran en número de agosto de la Revista RIA (Vol. 40 N.º 2).

La Tuberculosis Bovina (TBB) es una enfermedad zoonótica muy importante en la Argentina no sólo por sus consecuencias en los sistemas de Salud Pública, sino por las pérdidas económicas que genera anualmente y que pueden llegar a los 63 millones de dólares.

Para combatir esta afección, el SENASA recomienda llevar adelante planes regionales de erradicación y control. Entre las herramientas de control empleadas por la provincia de Santa Fe, se encuentra una nueva técnica de detección desarrollada junto con el INTA para ser aplicada en tambos.

Mediante PCR, se realiza un screening en muestras de tanques de leche de tambos para buscar la presencia de bacilos de TBB de forma rápida, sensible y específica. “Sabíamos que Mycobacterium bovis estaba en muy pocas cantidades en la leche. Pero como la PCR es como una fotocopiadora biológica, en bajas cantidades podemos detectar igual al microorganismo que causa la enfermedad”, explicó la jefa de la división Inmunología del laboratorio de Diagnóstico e Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de la Producción de Santa Fe, Adriana Soutullo.

El hecho de poder detectarlo en muestras de tanques de leche sirve como una buena fuente de información para saber si ese rodeo está infectado, por lo cual esta técnica es adecuada para llevar un control del estado sanitario de cada establecimiento.

Según la ex directora de Sanidad Animal del Ministerio santafesino, Ana María Canal, “con ella nos adelantamos a la enfermedad: si la podemos captar cuando ingresa o hay baja prevalencia, les damos una mano enorme a ese profesional y a ese productor para que trate de cortar la transmisión”.

Recursos biomásicos

Por otra parte, ante el aumento, cada vez más acelerado, de los productos derivados de combustibles fósiles, el país comenzó a buscar alternativas menos costosas y más amigables con el ambiente. Entre ellas se encuentra la biomasa energética derivada de las actividades forestales.

Según un estudio realizado por el INTA y la FAO, el 80 por ciento de los residuos de actividades agrícolas, forestales y forestoindustriales podría transformarse en energía. Por ello, “resultaría estratégico aprovechar estas significativas cantidades de residuos de biomasa disponibles en Tucumán, Mendoza, Corrientes, Entre Ríos, Catamarca y La Rioja, mediante la implementación de plantas de generación de electricidad alimentadas con estos residuos”, se recomienda en ese documento.

En este sentido, el gerente de Operaciones Forestales de una empresa forestoindustrial de Misiones, Ricardo Austin, asegura que la biomasa resulta cinco veces más económica que los combustibles fósiles (medido como kilocalorías equivalentes).

Por ejemplo, un kilogramo de pellets (un biocombustible de alta categoría y recomendado para pequeñas instalaciones domésticas) permite obtener hasta 3.500 kilocalorías (kcal).

Una marca de ensueño

A su vez, los habitantes del departamento de Molinos, en el valle salteño, se animaron a soñar en grande; se animaron a soñar con un futuro de prosperidad y arraigo que es ejemplar. 16 comunidades de la zona crearon la organización territorial Comunidades Unidas de Molinos (CUM) como apuesta al trabajo asociativo para mejorar la calidad de vida de la familia rural y agregar valor a materias primas locales.

Así, y con el apoyo de instituciones como el INTA, lograron contar con agua potable, medicamentos para los animales de interés productivo, una playa de faena con condiciones bromatológicas óptimas y certificación de productos de la zona.

Además, la CUM pudo desarrollarse como marca productiva propia para el comercio de los productos generados por sus habitantes que ofrecen alimentos, ropa y artesanías de alta calidad que les permite extender la comercialización y llegar a mercados más allá de los límites del departamento de Molinos.

Ley de Ciencia

Por último, la Argentina cuenta por primera vez con una ley de acceso libre a la información científica que obliga a las instituciones nacionales de Ciencia y Técnica a publicar las investigaciones en repositorios digitales.

“El principal objetivo de esta ley establece que toda investigación pagada con fondos públicos sea accesible a la sociedad argentina de manera que puedan aprovecharse los resultados del trabajo científico”, explicó el secretario de Articulación Científico Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT), Alejandro Ceccatto.

Así, los estados podrán recuperar el derecho a difundir libremente lo que producen con fondos públicos. “Con la ley, acompañamos ese proceso y tratamos de incentivar a otros países para que imiten esta idea, porque sólo cosecharemos el beneficio de una legislación de este tipo cuando sea de implementación masiva en el mundo”, concluye el funcionario.

Fuente INTA Informa