El Ing. Mariano Viroglio Presidente de APyMIL dijo que en el sector lácteo nacional y especialmente en santafesino se está configurando lo que podemos llamar la tormenta perfecta.

Los precios internacionales de los lácteos bajaron a valores menores a US$ 2800/ton, cuando hace un año eran de US$ 5000/ton, lo que unido a una cotización del dólar desfavorable hace que los excedentes que no se puedan exportar de manera rentable. Las grandes industrias que habitualmente exportan sus excedentes se están concentrando en la elaboración de quesos, generando una baja de precios en el mercado local.

Este panorama, sumado a problemas de antigua data como el incremento de costos de los insumos, salarios de los más altos del mercado laboral, falta de infraestructura en caminos y red eléctrica, dificultad o inexistencia de redes de comunicación modernas y/o ágiles, presiones burocráticas de los estados, afectan la competitividad de las pymes y les impiden retener mercados que les costó años ganar.

Las empresas más pequeñas del sector lácteo nacional cumplen un importante rol social en los pequeños pueblos del interior del país. En Santa Fe son 120 empresas ubicadas en 85 localidades de no más de 6000 habitantes promedio, que se ocupan de sostener una ruralidad cada vez más deteriorada por el avance de la soja y la agricultura en general.

Actualmente, todo parece alinearse para que esas pequeñas industrias y sobre todo sus tenaces empresarios comiencen a perder el empuje que los caracterizó a los largo de estos años. Las pymes que estaban exportando invirtieron millones de pesos en promoción, equipamiento, capacitación, infraestructura y hoy, como no pueden sostener sus exportaciones, tienen que deshacerse de leche para procesar solo el volumen que pueden “colocar” en el mercado interno. Quien tiene que administrar sabe de lo inviable de la experiencia.

Otros, que prepararon sus empresas para secar leche, suero, crear productos innovadores, sacar a la Argentina de exportadora de commodities, ven cómo pierden sumas siderales todos los días por falta de mercado debido a un cambio desfavorable, viéndose obligados, igual que los exportadores, a reducirse a la mínima expresión para no salir del negocio, ahogados por los costos fijos de la capacidad ociosa.

Y finalmente, aquellas que se dedican exclusivamente al mercado interno están viendo cómo sus clientes serán para los que sumamente tecnificados por contar con crédito y capitales extranjeros inundarán el mercado dejándole a las pymes un espacio insuficiente para sobrevivir.

Si los funcionarios, los gremialistas, los supermercadistas y hasta las grandes empresas con sus costosos lobbies, no advierten que están tensando la cuerda hasta que se corte por lo más débil, deberemos prepararnos para ver desaparecer a empresas de muchos años en el mercado y, con ellas, debilitarse todo un entramado social que contiene a cientos de personas en los pueblos del interior de la provincia. Acto seguido, muchos pequeños productores y consumidores quedarán de rodillas ante las grandes empresas y cadenas de supermercados, que no se caracterizan por preocuparse por los tambos familiares ni asegurarles bajos precios y alta calidad a los consumidores.

Lo que le queda a las pymes es navegar los próximos meses en aguas sumamente turbulentas, ¿Predominará la idea de que las pymes son un defecto del mercado? ¿O la postura de son el corazón de muchas economías del interior profundo de nuestra provincia y de nuestro país?

Prensa APyMIL (Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Lácteas de Santa Fe)