Un año de Macri. Salvo en soja, donde bajaron 5 puntos, las retenciones se eliminaron. Hay más producción. Mejoró la ganadería, pero fallan las exportaciones. Lácteos y frutas, en situación de quebranto.
Siempre atento a la oportunidad tecnológica, Fernando Amuchástegui va de campo en campo en las 25.000 hectáreas que trabaja. Este ingeniero agrónomo ha construido una empresa familiar que abarca desde una commodity como la soja a especialidades como el sésamo y los maíces pisingallo y colorado. Pero estuvo a punto de bajar los brazos: “Un año atrás queríamos largar todo, dejar el campo, irnos”.
Hablamos de balance. Mauricio Macri arrancó su gobierno con la eliminación de las retenciones, en la que fue la primera promesa que se cumplía. Hubo una excepción con la soja. Con la oleaginosa, principal cultivo de la Argentina, decidió una baja gradual del 35 al 30%, que significó $ 16.000 millones. Se quedó ahí. Y lo perdonaron.
El sacrificio fiscal por la eliminación del conjunto de las retenciones se estima en US$ 4.000 millones. Amuchástegui asegura que la economía ya los está recuperando por la mayor actividad. “Las condiciones reales no mejoraron tanto, porque los costos siguen altos, pero hay confianza, entusiasmo y nosotros apostamos. Este año creceremos a 30.000 hectáreas”, afirma al contar que han decidido ser líderes en garbanzo: ampliaron una planta para procesar 9.000 toneladas de exportación.
En Monte Maíz (Córdoba), Rosana Negrini, presidenta de Agrometal, también estaba al borde del cierre. Acaba de aumentar 20% la cantidad de horas extras para la fabricación de sembradoras de siembra directa. No es la excepción en maquinaria agrícola: las ventas crecieron 148% en el tercer trimestre respecto a 2015, según el INDEC. Claro que hubo políticas activas como los créditos del Nación que actuó como testigo y tuvieron que seguirlo los bancos privados. A eso se añade una mayor aplicación de insumos, como el fertilizante, una práctica que se había abandonado y que regresa de la mano de una favorable relación entre el precio del fertilizante y el del grano.
Las cifras son contundentes. Habrá récord en trigo y una cosecha de granos de 125 millones de toneladas, casi 13 millones más en volumen y US$ 2.800 millones extras en exportaciones. “Se cumplió lo que dijimos, este año invertimos US$ 58.000 millones en producir”, afirmó Luis Etchevehere, titular de la Rural.
Mucho de esto se palpó en el retiro de Chapadmalal. Ante el resto de sus colegas y el Presidente, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, presentó un informe con los 13 puntos prometidos por Macri en la contienda electoral. “Son una realidad en un 80%, en el resto estamos trabajando para ajustar las cadena de valor con el foco en las economías regionales. Esa será nuestra agenda en 2017”, dijo a Clarín. Buryaile enfatizó que, a diferencia de otros sectores empresarios a los que también se atendió con leyes especiales y distintos incentivos, el campo respondió. “El productor reaccionó de otra manera y se puso en marcha”.
Donde no encajaron las medidas del Gobierno fueron en leche, cerdos y aves. De acuerdo a Luciano Di Tella, dueño de Yatasto, una pyme lechera, fue un error eliminar de golpe las retenciones al maíz, “porque generó un cambio brutal en los precios relativos. No hubo tiempo para adaptarse y no se pudo reducir el daño, cuando ya se venía de una situación grave”, concluyó.
El maíz sin retenciones se encareció. Es el alimento de las vacas y este año la producción lechera cayó 10%. Sin embargo, Di Tella cree que “el tambero que pudo aguantar, empieza a ver la luz al final del túnel”. Sencillamente, porque los precios mejoraron mundialmente y pasaron de US$ 2.300 la tonelada de leche en polvo a US$ 3.300.
Donde aún no hay señales es en las economías regionales. Con Brasil que no reacciona y costos que superaron la devaluación, la pera, la manzana, los olivos y la fruta seca, viven situaciones de quebranto. No alcanzó con la eliminación de las retenciones. Tampoco parece alcanzar con los reintegros que se anunciaron la semana pasada. La pera argentina, por ejemplo, está 30% por encima del valor de su competidor más cercano.
Alfredo Gusman, presidente de la Asociación de Angus, celebra, en cambio, el buen año en la ganadería. Aunque enfatiza que sólo se exporta un 7% y que para abrir el mercado internacional se necesitan otros costos y más estímulo. Dardo Chiesa, presidente de CRA, dice que tenemos el novillo más caro del Mercosur a US$ 13 el kilo vivo. Y que por esa razón ingresa cerdo desde Brasil a mitad de precio. Puesto a poner una nota a la gestión de Macri, Chiesa prefiere decir que se volvió a la normalidad, que no es poco. “Imagínese, después de 10 años, el productor triguero sabe que al fin, va a poder vender su cosecha”.
Fuente SRLC