La escena rockera emergente de la Argentina sigue mostrando buena salud con el lanzamiento de los discos de Nidos, Los Frenéticos, Finnegans y Borregos Border.

Nidos: «Un avión para cruzar la puerta»

Segundo disco de esta banda independiente que conjuga elementos del mejor rock británico con un trabajo de voces muy cuidado y una instrumentación que recuerda a la melancolía de los primeros Travis, Coldplay y los Manic Street Preachers.

El grupo está formada por Julián Ares, compositor, guitarrista y voz principal, Fausto Aguirre en bajo y coros, Alejandro Saporiti en guitarras, Ivan Garbauskas en teclados y Rodrigo Hummeres en batería, pero en este segundo álbum lo acompañaron amigos como Mateo Sujatovich como productor, guitarras y teclados, Aimé Cantilo en voces, Max Scenna en voces y percusión.

“Lobo” inicia el disco con la voz al frente casi sola, mientras detrás la banda va pergeñando un pop cuidado hasta que en la tercer estrofa, la banda entra por completo con un una melodía agradable, con airecitos épicos.

“Cruz Letal” cuenta con un interesante trabajo de la guitarra que lo acerca al sonido del mejor Travis y del primer Coldplay y una base bien armada que sostiene todo con un gran trabajo del bajo.

Las voces le dan elegancia a “Personaje de ficción”, mientras la guitarra por momentos se pone la melodía encima y por otros juega al menos es más, entrando y saliendo cuando la canción lo necesita.

La banda apuesta por estribillos muy buen coreados, con cierto gusto épico, apoyado en el trabajo de la base que le dan más dramatismo. “Extraño” es un pop muy bonito, dulce, con interesantes arreglos en el estribillo y la guitarra dándole un poco de distorsión, y las voces recuerdan al mejor Virus.

En “Carmelí” se ve el gusto de la banda por un pop cuidado, distinguido, con ciertos elementos melancólicos, otoñales, instrumentaciones que traen de regreso a Duran Duran, al rock argentino de los 80, el primer Soda Stereo, por ejemplo.

“Perdido” tiene airecitos a “Mondo Di Cromo” y “Prive” los discos que Spinetta grabo en la segunda mitad de los 80, influenciado por la new wave y avances tecnólogos como las guitarras sintetizadas y las baterías Roland.

“Pastillas” con la voz procesada viene más acá en el tiempo y recuerda lo mejor de Gustavo Cerati solista, con una hermosa letra, cargada de romanticismo falta, un gran beat de la batería y un buen estribillo.

“Eternos hasta mañana” abre con muy buenos arreglos de coros, se suman unos teclados épicos y un bombo en negra procesado y la canción gana en fuerza épica, cuando Hummeres golpea la batería procesada con más fuerza, y la guitarra va sumando volumen.

“Un avión para cruzar la puerta” es más rítmica, mas juguetona, mientras que “Dónde están los muertos” es un electro power con una base dance, la guitarra distorsionada y la batería marcando los tiempos con un beat muy power y un final abiertamente rockero con la guitarra soleando y la banda sonando a todo volumen.

Los Frenéticos: «El sonido que perdura»

El rock surfer cordobés emerge de la mano de Los Frenéticos y su disco «El sonido que perdura», nominado a los Premios Carlos Gardel 2016 en la categoría Mejor Álbum Nuevo Artista de Rock donde las bailables y delirantes composiciones propias presentan un sonido clásico de esta música playera.

Con todo el swing a cuestas, el quinteto cordobés parece atravesar las películas de Quentin Tarantino y rescatar el rockabilly y la armónica alegría de los Beach Boys, con piezas como «La posibilidad de una isla», «New kind of beat» o «Yarará», una canción, se entiende, homenaje a la serpiente que se puede en encontrar por el monte cordobés.

Entre estos 14 temas aparece, en el track 3, una versión instrumental y psicodélica de «Rosa, Rosa», el clásico de Oscar Anderle y cantado por Sandro.

El disco, de punta a punta, trae peinados con gel y pelo levantado en las mujeres, con un cockteles en las manos en un ambiente playero destinado a ser disfrutado y bailado, cuerpo a cuerpo, en un lento como «Jalea».

Todas las composiciones, exceptuando «Rosa, Rosa», pertenecen al quinteto, lo cual realza todavía más la frescura y calidad de una producción editada por el sello Scatter Records.

Los Frenéticos está compuesto por Nacho Rompantodo (guitarra), Hernán Léttoli (guitarra), Matías Mariani (bajo), Andrés Valesio (batería y percusión) y Marcos Croce (órganos, teclados y percusión).

«El sonido que perdura» fue grabado y producido por José Gabriel Gentile en y masterizado por Andrés Mayo en Andrés Mayo Mastering, y lo edito el prestigioso sello indie Scatter Records.

Finnegans: «Campos de sed»

Segundo de disco de esta banda de rock alternativo de la zona norte del Gran Buenos Aires, que decidió ponerse en manos de Luciano Farelli, guitarra y voz de Parteplaneta y así conseguir que destaque su voz femenina y el interesante trabajo instrumental.

“Rompiendo el eco” tiene un comienzo ambient hasta que entra la guitarra y luego la voz destacada de Nicole Mugneco, mientras Matías Sorrentino desde las seis cuerdas teje un entramado con sobregrabaciones que hacen llegar los acordes desde diferentes lugar gracias al audio.

El grupo no se cierra al sonido tradicional y la base compuesta por Patricio Thiessen en batería y Elian Freidin en bajo procesan sus sonidos, meten mano a lo Nine Inch Nails, mientras la guitarra también es hiper procesada sin que la banda pierda fuerza y sin tapar la voz de Mugneco, que también se destaca en “La Estrella del sur”.

En un mercado que hasta hace pocos años era hipermachista, queda muy claro que aquellas bandas que han apostado por mujeres en la voz o tocando instrumentos han ganado en colores, matices y han ampliado su radio creativo. “En no sin sangre”, Mugneco se viste de Shirley Manson, de Garbage y la banda no desentona y es pura modernidad sonora, con toquecitos noise.

Thiessen hace sonar su batería muy industrial, Sorrentino mete un riff blusero posmoderno y Mugneco pone en juego su sensualidad y su capacidad para atraer publico en “Una obra y su telón” y es en esta etapa donde se percibe el gusto de los Finnegans por el grunge, aunque en este caso la canción este más cerca de Soundgarden que de Pearl Jam o Nirvana. Es que la guitarra Kim Thayil, el bajo de Sheperd y el exquisito toque en la batería de Matt Cameron son sumamente valorables.

“Mantra” tiene un bajo saturado procesado al frente, la batería que golpea abandónica y la voz trasmite soledad, desgarro, dolor, perdida, con un final en el que la guitarra toma sonoridades de la música árabe y juega su cuota de desolación.

“La bestia” tiene un inicio más dark, con guitarras que recuerdan al Cure más duro, aunque luego gira hacia un rock alternativo más guitarrero y actual, con Mugneco entrando en esa tendencia de este estilo que es gritar, perdiendo el color que brinda el cantar.

En diferentes vertientes del rock alternativo aparecen canciones como “Entre líneas”, “Siguiendo el sol” y “Monos” donde la banda apuesta a un lado más heavy.

El disco se cierra con “Elevado”, con las aguas más calmas en un espacio en el que los arreglos se destacan, donde la banda se luce con sutilezas.
Borregos Border: «Ruge»

Tercer disco de la banda nacida en la ciudad de Turdera, en el rico sur del conurbano bonaerense, que mezcla ritmos latinos, el reggae, el ska y el folclore, con el rock y el punk.

El disco abre con “El peor de los días” un rock en el que los bronces y la guitarra le dan aires balcánicos, mientras que Jason Cruses va rapeando encima, con la base conformada por Adrián Sánchez en bajo y Tincho Robledo en batería arman un buen groove. Los bronces a cargo de Matías Pardo, el propio Cruses y el trombón del también guitarrista Nicolás Tato, meten un intermedio con arreglos de música árabe.

“Fierro y madera” tiene aires latinoamericanos con un buen trabajo percusivo de Marcos Di Pace y arreglos de teclados de Emiliano Torres que luego se convierte en una cumbia con el tamiz del rock alterlatino.

“Tristemente normal” tiene a los teclados jugueteando para darle paso a un lindo y agradable reggae con buenos arreglos de bronces. “El vendedor” tiene momentos de chamamé y de cumbia al inicio y luego vira hacia un reggae más crudo, con un buen groove de la base.

“Lo que Dios se olvido” es bien latino, con un interesante trabajo de la percusión y de los teclados, a los que suceden las guitarras a las que suma la de Chilli Cruses para darle un toquecito punk y poguero al estribillo.

“Ruge pueblo” es un ska punk con una letra con fuerte contenido social, una de las características de la banda, mientras que “Cola de paja” tiene un comienzo western que vira hacia el reggae, con un estribillo bien rockero que invita a saltar al mosh, a los cuerpos sudados a chocar al pie del escenario.

“Primero lo nuestro” cruza el ska, el reggae con el folclore argentino, con una interesante puesta de la percusión, y con una letra que insta a la sociedad y a la clase política a poner atención al cuidado del suelo, la flora y la fauna, y además invita a pelear contra la corrupción.

“Las sobras es un ska bien power en la que los Borregos Border cuentan la historia de una chico de clase obrera al que le vedaron toda posibilidad de acceso a una buena educación, salud, alimentación y a la dignidad del trabajo.

“Filosofía” es puro rock alterlatino, bien bailable, mientras que “Disco rnr” tiene un comienzo bien dance electro, sobre el cual se montan buenos riffs, que recuerda a ciertos elementos de la música italiano de los 90 al estilo de Jovanotti. El cierre es con “Predestinados” un reggae, bien roots.

Fuente Agencia Télam