Para Teo Zorraquín, consultor en agronegocios, la falta de consensos dentro del sector agropecuario fue uno de los factores que determinó que siga pendiente una ley de semillas.

En el marco de un balance del gobierno de Mauricio Macri en relación al sector agropecuario Teo Zorraquín consultor en agronegocios, estimó que “es imposible calificar a un gobierno en bueno o malo” y destacó que hubo “buenas intenciones, discursos amigables y hechos concretos; también un debe de cosas que no se quisieron o no se pudieron hacer”.

Entre lo que faltó, la ley de semillas, señaló que “hubo tres patas: un poder ejecutivo que demoró, un congreso que no logró acuerdos en las comisiones y un sector que colaboró a que esto no saliera porque no hay acuerdos sobre lo que se quiere hacer”. En el último caso, resaltó que “nosotros como sector agropecuario tampoco tenemos un discurso uniforme respecto al pago de las patentes o al reconocimiento de que es lo que hay que pagar. Todos queremos aprovechar las ventajas de la ola de avance en genomas y eventos bioctenológicos, la pregunta es quien lo paga”. “Yo soy de los partidarios de que Argentina necesita una ley de semillas, si no, nos vamos a perder el avance tecnológico”, agregó.

Los consensos son clave- subrayó Zorraquín-, y valoró el diálogo que se gestó durante el gobierno saliente. “Había por lo menos, un discurso de ‘ sentémonos a la mesa’ con el sector agropecuario, ganadero, lechero. Veremos que hace el gobierno que viene, algo habrá aprendido de sus gestiones anteriores.”

En relación a las consultas y preocupaciones por parte de clientes en el ciclo político que comienza, señaló que la lista es larga y se basa en temas que ya se toman como certezas como el sostenimiento de una alta presión fiscal o un aumento de las retenciones. “También es un momento en que muchas decisiones ya están tomadas: la siembra, los novillos están encerrados, etc. Entonces, existe lo que yo llamo ‘inercia biológica’ que hace que algunas preocupaciones pasen a la campaña que viene”, explicó.

Sobre el posible efecto de retenciones sobre los cultivos de soja, trigo y maíz, señaló que hay que tener en cuenta rendimientos, precios y costos. “ Suponiendo que el clima ayuda y hay rendimientos promedios, las retenciones afectan directamente al precio; las restricciones al comercio afectan el precio y con un tipo de cambio diferencial también se puede afectar a los costos si no tenemos el mismo costo dólar para comprar que para vender”.

“Las retenciones son nocivas porque desistimulan la producción y el caso del trigo es emblemático: existe la idea de que si aumento retenciones, el precio del trigo va a bajar y entonces el pan va a bajar, pero el peso de la materia prima no supera el 8% en el pan de que comemos. Lo que hizo el gobierno anterior al subir retenciones en soja y maíz, es destruir el equilibrio entre gramíneas y soja por lo cual ese tipo de medidas son un mal para el largo plazo”, concluyó el consultor.

Fuente Campo Litoral