El cantautor fue por segundo año consecutivo el gran ganador de los premios a la producción musical argentina, mientras que la banda liderada por Dárgelos ganó por Mejor Diseño de Portada, Mejor Ingeniería de Sonido y Mejor álbum grupo.

Pintos gano el Gardel de Oro, el premio al Mejor disco del año y mejor producción del año por “Abel”, a Mejor canción del año por “Aquí te espero” y Mejor álbum artista masculino pop.

Mientras que Babasónicos se alzo con tres estatuillas: a Mejor Diseño de Portada, Mejor Ingeniería de Sonido y Mejor álbum grupo rock por el notable “Romantisismico”.

La industria musical se dio cita en el teatro Gran Rex y a pocas cuadras de allí miles de personas hacían cola para ingresar en la Legislatura porteña para darle el último adiós a Gustavo Cerati, uno de los músicos más influyentes del rock de habla hispana.

La noche tuvo notables presentaciones de Tan Biónica, de Babasónicos, de Los Tekis, además de un colorido homenaje a la música tropical a cargo de Gladys la Bomba Tucumana y el Polaco, además de un Homenaje a Aníbal Troilo por parte de Raúl Lavie.

La figura de Cerati fue la de mayor presencia durante la noche ya que al iniciarse la ceremonia se proyectó en el Teatro Gran Rex un video homenaje a Cerati, que recibió un emotivo homenaje.

Otro hermoso homenaje fue el que le prodigo Andrés Calamaro, que recito algunas palabras hacia el ex líder de Soda Stereo.

Pero en esta premiación, la industria volvió a morderse la cola, ya que entre las nominaciones volvió a faltar la música autogestionada e independiente, que hoy constituye el 80 por ciento del mercado rockero, tanguero, folclórico, jazzero y de fusión.

Inclusive Capif premio a un periodista cordobés, que si bien es un gran difusor del folclore argentino, despotricó contra la norma que establece que las radios deben pasar un 30 por ciento de música independiente.

Mario Pereyra, de Cadena 3, parece olvidar que el 95 por ciento de los folcloristas argentinos editan sus discos en forma autogestionada o en pequeños sellos, además de ignorar la normativa sobre el cupo de música independiente ha logrado una unanimidad pocas veces vista entre los músicos.

Sin dudas, la norma que se extrae de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pone en evidencia un sistema de financiamiento de las radios: los dineros que pagan las grandes compañías para que sus productos suenen hasta el hartazgo.

La norma, reclamada por todas las entidades que agrupan a los músicos argentinos, tiene carácter constitucional y legal desde la declaración de la Corte Suprema, pero además este artículo jamás fue cuestionado en los múltiples recursos con los que se pretendió trabajar la aplicación de la Ley de Medios.

Pero además la apatía reinaba en el Gran Rex y esa situación tuvo su colmo cuando, Capif decidió premiar a Agapornis en la categoría de Mejor Album Grupo Tropical, lo que representó una falta de respeto a la industria pero en especial a la esforzada movida tropical.

Sin dudas, Agapornis es un gran éxito de ventas y llevan adelante una gran cantidad de shows, pero no deja de ser una banda de covers de floja calidad, amén de que aún persisten las dudas de si los chicos rugbiers de La Plata tocan sus instrumentos.

La movida tropical es el sector de la industria musical que se toma más en serio a los Premios Gardel. Todos concurren a la fiesta de nominación y a la premiación, aportan el mayor colorido y la mayor cantidad de fans.

Los artistas tropicales son quizás los más vendedores de la Argentina, pero además no presionan a Capif con la amenaza de no asistir a la premiación sino reciben el galardón, como ocurre con otros artistas.

Sumado a que la movida tropical lleva años luchando contra un racismo clasista vergonzante de parte de otros sectores de la industria y de los medios masivos de comunicación.

Pero la noche de errores no se detuvo ahí, ya que cuando León Gieco fue a recibir su merecido Premio a la Trayectoria, se emitió un video en donde se repasaba su vida, plagada de errores como equivocarse en el sitio de nacimiento del cantautor.

Gieco nació en el pueblo santafesino de Cañada Rosquín y ha hecho de su origen, una muestra de orgullo, a todas partes donde va, el trovador explica lo que significa haber llega do al mundo esa localidad. En cambio, para Capif, Gieco nació en Santa Fe. Así, como una generalidad más.

Si Gieco hubiera nacido en la ciudad de Rosario, y el video-presentación hubiera continuado en el error de indicar que lo hizo en Santa Fe, Capif hubiera logrado el particular merito de unir a hinchas de Newells y Rosario Central en una manifestación de repudio en su contra.

Solo en rock y a la ahora de las nominaciones, Capif se dio el lujo de ignorar discos como “La Luna Hueca”, de Skay Beilinson, “Visceral” de Salta La Banca, “Dinastía Scorpio” de El Mató a un Policía Motorizado y “Magia amor locura animal” de Bicicletas, entre otros álbumes con mucha repercusión y ampliamente elogiados.

Fuente Agencia Télam